Periódicamente, en algún lugar del mundo,
salta alguna denuncia por pedofilia en el seno de la Iglesia católica.
No son casos aislados. Hablamos de abusos sexuales a menores que se
prolongan durante años. También en nuestro país, la Iglesia lleva décadas ocultando estos delitos sexuales. Los protocolos de la Iglesia española no obligaban hasta hace dos años a poner en conocimiento de los tribunales de justicia ordinarios las denuncias de abusos que recibiera. Pese a ello, no han podido evitar que muchos casos se hicieran públicos cuando las víctimas terminaron acudiendo a la justicia.
Por Laura R.
La respuesta es que la Iglesia siempre ha sido una institución defensora de la clase social dominante, formando parte de la misma y demostrando a lo largo de los tiempos una enorme capacidad de adaptación para seguir ejerciendo un poder que no le correspondía según las verdaderas enseñanzas de Jesucristo.
La Iglesia Católica (que no cristiana) española no sólo no dudó en dar su apoyo al levantamiento golpista de los militares que en el 36 derribaron la República, sino que fue un pilar clave para el mantenimiento de la dictadura franquista. A cambio de su colaboración en el exterminio del movimiento obrero organizado y la sobrexplotación de la clase obrera para salvar a la burguesía, tuvieron un control absoluto sobre la educación, la asistencia social o la cultura. Trabajaron de forma estrecha con las instituciones franquistas en el adoctrinamiento de generaciones enteras de mujeres y niños para someterlos a un dominio patriarcal absoluto, contribuyendo incluso al robo de bebes, (ACUÉRDENSE DE LA LADRONA DE BEBES SOR MARÍA). Fue gracias a este apoyo que lograron incrementar su poder y extender su influencia política, que aún perdura, entre las élites de este país.
Unos privilegios que fueron blindados en la Transición vía Constitución del 78 y Concordato, firmado un año después. Hoy día continúan al frente de miles de centros educativos o asistenciales y gestionan un ingente patrimonio cultural, todo ello financiado con dinero público. El Estado español aporta a la Iglesia Católica, a través de subvenciones directas y exención de tributos, una cifra que supera los 11.000 millones de euros anuales, lo que supone más de 1% del PIB.
La Transición significó la continuidad de los principales aparatos del Estado ya, que muchos cargos franquistas siguieron al frente de las instituciones, de manera que estas siguieron impregnadas del ideario nacional católico que la dictadura franquista inoculó a sangre y fuego durante cuarenta años. He tardado muchos años en darme cuenta de esto. Hoy comprendo el miedo del PSOE y del PC de aquellos tiempos, desenvolviéndose a trancas y barrancas entre curas y franquistas inoculados durante cuarenta años de la savia de la dictadura. Ha pasado mucho tiempo y creo que ya va siendo hora de que esto cambie de verdad.
Los miembros de la Iglesia Católica con su doble moral, se oponen de forma hipócrita al aborto o a cualquier forma de educación sexual en las escuelas públicas. ¿Como pueden ser tan falsos estos desalmados, que lleva innumerables años violando a mujeres y niños para poder satisfacer sus apetitos sexuales reprimidos? Han sido y son muchísimos los miembros de la Iglesia Católica los que han convertido estas monstruosidades en una práctica común desde tiempos inmemoriales.
La Iglesia Católica que fue creada por Constantino el año 325 después de Cristo, no tiene nada que ver con el verdadero cristianismo y las enseñanzas de Jesús.
Debe haber una verdadera separación entre Iglesia Católica y Estado, lo cual no es posible sin la ruptura con este régimen corrupto y antidemocrático, cuyas instituciones y cultura machista, son la herencia que nos dejó el franquismo. ¡Hay que acabar con esto ya!