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viernes, octubre 27, 2023

¿COSTUMBRES RELIGIONES O LEYES?

COSAS DE GELY

¿COSTUMBRES RELIGIONES O LEYES?

Que son las costumbres y que pueden ocasionar,

Las costumbres son las formas de comportamiento, tradiciones y hábitos que se transmiten de generación en generación y que caracterizan a un grupo social, una comunidad o una nación. Las costumbres pueden ser de diferentes tipos, como religiosas, culturales, familiares, cívicas, festivas etc. 

En este post, voy a reflexionar sobre el papel de las costumbres en el desarrollo cultural de los pueblos y personas. Como dije anteriormente, las costumbres son las formas de actuar, pensar y sentir que se transmiten de generación en generación y que se consideran normales y aceptables dentro de una comunidad. Las costumbres pueden tener aspectos positivos, como la preservación de la identidad, la cohesión social, y la diversidad cultural. Sin embargo, también pueden tener aspectos negativos, como el obstáculo al cambio, la imposición de valores y la discriminación de minorías.

¿Por qué algunas costumbres pueden perjudicar al desarrollo cultural de los pueblos y personas?

Las costumbres pueden perjudicar al desarrollo cultural cuando se convierten en dogmas, es decir, cuando se asumen como verdades absolutas e incuestionables que no admiten crítica ni debate. Esto puede generar una actitud cerrada y conservadora que impide el avance del conocimiento, la innovación y la creatividad. Además, puede provocar una falta de respeto y tolerancia hacia otras formas de ver y vivir el mundo, lo que puede derivar en conflictos y violaciones de los derechos humanos.

Por eso, creo que es necesario cuestionar las costumbres y someterlas a un análisis crítico y racional. No se trata de rechazarlas o eliminarlas, sino de evaluarlas y adaptarlas a las nuevas circunstancias y necesidades. Así, podremos aprovechar lo mejor de cada cultura y enriquecernos mutuamente con el intercambio y el diálogo. El desarrollo cultural no es algo estático, sino dinámico y plural, que requiere de una mente abierta y flexible por la influencia que tienen.

¿Pueden las costumbres y tradiciones religiosas de todo tipo convertirse en leyes?

Esta es una pregunta que ha generado mucha controversia y debate en el mundo actual, donde conviven diversas religiones y culturas. Algunos argumentan que las leyes deben basarse en los principios morales y éticos que provienen de la fe, mientras que otros defienden la separación entre el Estado la religión, y la libertad de conciencia de cada individuo.

Acerca de este punto, intentaré dar mi versión sobre los pros y los contras de ambos puntos de vista, así como las posibles consecuencias de aplicar las costumbres y tradiciones religiosas como leyes.

Por un lado, tenemos a los que abogan por la influencia de la religión en las leyes y sostienen que esta es una forma de preservar la identidad, los valores y la cohesión social de una comunidad. Además, consideran que las leyes deben reflejar la voluntad divina y el orden natural, y que la religión ofrece una guía moral superior a la razón humana. Así, las costumbres y tradiciones religiosas serían una fuente legítima y válida de normas jurídicas.

Por otro lado, están los que nunca han creído en ninguna religión, y otros muchos que se oponen a la imposición de la religión en las leyes y argumentan que esta es una violación de los derechos humanos, la democracia y el pluralismo. Según ellos, las leyes deben ser laicas, neutrales y universales, y respetar la diversidad de creencias y opiniones de los ciudadanos. Además, señalan que las costumbres y tradiciones religiosas pueden ser discriminatorias, intolerantes y contrarias al progreso científico y social. Por lo tanto, las leyes deben basarse en el consenso racional y el bien común. Yo particularmente me quedo con este argumento porque lo considero más justo.

Como podemos ver, se trata de un tema complejo y delicado, que no tiene una respuesta fácil ni definitiva. Lo que sí parece claro es que las costumbres y tradiciones religiosas no pueden convertirse en leyes sin tener en cuenta el contexto histórico, cultural y político en el que se desarrollan, así como los derechos y deberes de todos los miembros de la sociedad. Solo así se podrá garantizar una convivencia pacífica, justa y armoniosa entre personas de diferentes credos y orígenes. Conclusión: mi opinión a este respecto es que jamás ninguna religión puede ser una ley o formar parte de esta, pues va en contra de los derechos humanos. Según una revista de Psicología La  religiosidad y espiritualidad pueden tener efectos negativos en la salud mental.

¿Costumbres y tradiciones religiosas que se convirtieron en leyes contra la mujer? 

Considero que esta es una pregunta interesante que puede tener diferentes respuestas según el contexto histórico, cultural y social en el que se analice. Una posible forma de abordar este tema es considerar los conceptos de norma jurídica y norma social, y cómo se relacionan entre sí.

Una norma jurídica es una regla de conducta que tiene carácter obligatorio y que está respaldada por la autoridad del Estado, que puede imponer sanciones en caso de incumplimiento. Una norma social, en cambio, es una regla de conducta que tiene carácter usual y que está basada en el consenso de un grupo o una comunidad, que puede ejercer presión o rechazo en caso de incumplimiento.

Ambas normas tienen como finalidad regular la convivencia humana y garantizar el orden y la armonía social. Sin embargo, no siempre coinciden ni se complementan. A veces, una costumbre o tradición puede entrar en conflicto con una ley, o viceversa. En estos casos, se plantean dilemas éticos y jurídicos que requieren de un análisis crítico y reflexivo.

Para  que lo entendamos mejor, pondré un par  de ejemplos "históricos" de este tipo de conflicto que ha afectado nefastamente a las mujeres: 

- El primero es el caso de la ablación femenina, una práctica cultural que consiste en la mutilación parcial o total de los genitales externos de las niñas o mujeres, con fines religiosos, "estéticos o higiénicos". Esta práctica, que se realiza en algunos países de África, Asia y Oriente Medio, viola los derechos humanos y la dignidad de las mujeres, y supone un grave riesgo para su salud física y mental. Sin embargo, para muchas comunidades, se trata de una tradición ancestral que forma parte de su identidad y que les otorga un estatus social.

Ante esta situación, algunos países han adoptado leyes que prohíben la ablación femenina y que castigan a quienes la practican o la facilitan. Sin embargo, estas leyes no siempre son efectivas ni respetadas, ya que se enfrentan a la resistencia y la desconfianza de las personas, que siguen considerando la ablación como una costumbre legítima y necesaria. Por ello, se requiere de un trabajo educativo y de sensibilización que promueva el cambio cultural y el empoderamiento de las mujeres. Es sobrecogedor ver como costumbres tan infames han podido llegar hasta nuestros días. Es frustrante ver como dirigentes futboleros y profesionales de este deporte de países occidentales, se han llevado el fútbol ha dichos antros (solo por dinero) sin tener en cuenta estas cosas. 

Creo que este ejemplo ilustra cómo una costumbre o tradición puede convertirse en casi leyes para algunas personas o grupos, pero no para otras. Por lo tanto, la respuesta a la pregunta inicial dependerá del punto de vista desde el que se observe y del grado de aceptación o rechazo que genere cada norma. Lo importante es tener en cuenta que las costumbres y las tradiciones no son inmutables ni universales, sino que son producto de una construcción histórica y social que puede ser modificada o transformada. A continuación podéis conocer más de las barbaries que cometen estos países, como lapidaciones, amputaciones, o ejecuciones. ¿cuáles son los países que aplican la sharía y la ley islámica?

- El segundo ejemplo ¿Ha perjudicado el catolicismo a las mujeres?

Ya se que para algunos la respuesta a esta pregunta resultará compleja depende de cómo se defina "perjudicar". Si se define como "causar daño o perjuicio", entonces la respuesta es sí, el catolicismo ha perjudicado a las mujeres de diversas maneras a lo largo de la historia.

Por ejemplo, la Iglesia Católica ha tenido una posición tradicional de subordinación de las mujeres a los hombres. Esto se ha expresado en la doctrina de la Iglesia, que afirma que la mujer es creada para ser "ayudadora" del hombre, y en la práctica, que ha limitado el papel de las mujeres en la Iglesia a roles secundarios.

La Iglesia Católica también ha sido acusada de promover la violencia contra las mujeres. Por ejemplo, la Iglesia ha sido criticada por su papel en el sistema de castidad, que ha llevado a la violación y el abuso sexual de mujeres y niñas.

En los últimos años, la Iglesia Católica ha realizado algunos cambios en su postura hacia las mujeres. Por ejemplo, en 1994, el Papa Juan Pablo II aprobó la ordenación de mujeres diaconisas, un paso significativo en la dirección de la igualdad de género en la Iglesia. Sin embargo, estos cambios han sido lentos y graduales, y la Iglesia Católica sigue siendo una institución patriarcal que limita los derechos y oportunidades de las mujeres.

Algunos argumentos a favor de la afirmación de que el catolicismo ha perjudicado a las mujeres incluyen:

- La Iglesia Católica ha promovido una visión de las mujeres como inferiores a los hombres.

- La Iglesia Católica ha limitado el papel de las mujeres en la Iglesia a roles secundarios.

- La Iglesia Católica ha sido acusada de promover la violencia contra las mujeres.

Algunos argumentos en contra de la afirmación de que el catolicismo ha perjudicado a las mujeres incluyen:

- La Iglesia Católica ha realizado algunos cambios en su postura hacia las mujeres en los últimos años.

- La Iglesia Católica ha proporcionado oportunidades a las mujeres en el ámbito de la educación y la caridad.

En última instancia, la respuesta a la pregunta de si el catolicismo ha perjudicado a las mujeres es una cuestión de opinión. Sin embargo, hay una serie de argumentos que sugieren que la Iglesia Católica ha tenido un impacto negativo en la condición de las mujeres. 

¿El catolicismo a parte de una religión, podríamos decir que para algunos de sus practicantes se ha convertido en una costumbre?

Sí, es posible decir que el catolicismo, para algunos de sus practicantes, se ha convertido en una costumbre. Esto se debe a que, en algunos casos, la práctica del catolicismo se limita a la realización de ciertos ritos o ceremonias, sin que haya un compromiso real con las creencias y valores de la religión.

Por ejemplo, algunas personas pueden asistir a misa todos los domingos, pero no necesariamente creen en Dios o en la doctrina católica. Otras personas pueden bautizar a sus hijos o celebrar la primera comunión, pero no practican la religión de manera regular.

En estos casos, el catolicismo se convierte en una costumbre más que en una religión. Es una tradición que se sigue por razones culturales o sociales, pero no por razones espirituales.

Sin embargo, es importante señalar que no todos los católicos practican su religión de esta manera. Hay muchos católicos que tienen un compromiso profundo con sus creencias y valores. Para ellos, el catolicismo es más que una costumbre, es una forma de vida.

Pero hay algunos factores que han contribuido a que el catolicismo se haya convertido en una costumbre, como:

- La falta de educación religiosa. A pesar de los intentos de la Iglesia Católica por ubicarse en las escuelas públicas.

- La influencia de la cultura secular. Que niega implícitamente la capacidad de la religión de aproximarse a la verdad y otorga el campo de la verdad únicamente a la ciencia.

- La distancia entre las creencias y la realidad cotidiana.

Cuando las personas no tienen un conocimiento profundo de la religión, es más probable que la practiquen de manera superficial. La influencia de la cultura secular también puede hacer que las personas se alejen de la religión. Y cuando las creencias religiosas no se corresponden con la realidad cotidiana, es más probable que se pierda la fe.

En conclusión, el catolicismo puede ser tanto una religión como una costumbre. Dependiendo de cada persona y del grado de compromiso que tenga con su fe.