Historia de una usurpación. ¿Por qué el mundo cristiano celebra la Navidad el 25 de diciembre?
Muchos siglos antes del nacimiento del Hijo del Hombre, los pueblos paganos (especialmente los mesopotámicos, egipcios y, finalmente, el imperio romano) tenían la costumbre de festejar la «victoria del sol». Es decir, el progresivo alargamiento de los días. Con los romanos, estas celebraciones -llamadas Angeronalia o Diualia- alcanzaron gran esplendor.
Según Varrón, el pueblo ofrecía sacrificios a la diosa Acculeia, y cerraban el ciclo de los días «más cortos» con una suculenta cena, en la que brindaban por el nuevo año. Amigos y familiares intercambiaban regalos y a eso de la medianoche acudían a los oficios litúrgicos, dando gracias a los dioses por la referida victoria de la luz. Diualia daba comienzo el 21 de diciembre. A partir de esa fecha, en efecto, el sol «vence» y las jornadas diurnas se alargan poco a poco. Pues bien, aunque no existen datos precisos y concretos al respecto, los historiadores señalan a Constantino como el emperador que admitió el cambio, sustituyendo la fiesta pagana de Diualia o el «sol invicto» por la del nacimiento de Jesús: el verdadero «vencedor de las tinieblas».
A
pesar de la dura oposición de la iglesia oriental, que se negó a
admitir la arbitraria fecha (sólo celebran la festividad de los Reyes
Magos), la manipulación fue aceptada.
Hablar
de Constantino el grande es hablar de una figura paradigmática; querido
y adorado por unos y aborrecido y odiado por otros. Se le suele llamar
el “Gran padre de la iglesia” o “el impulsor del cristianismo” y de esto
ultimo no hay duda: gracias a su decisión de aceptar al cristianismo
como religión libre del estado romano, garantizaría la permanencia de
esta en el occidente del mundo hasta nuestros días.
Tratar de
hacer un recuento medianamente decente de la vida de Constantino
requeriría varios volúmenes, y no es la intención de este artículo, pero
tratemos de ver aspectos puntuales de su vida y principalmente su
relación con la religión:
Constantino I el Grande (272 – 337) fue
Emperador de los romanos desde su proclamación el 25 de julio de 306, y
gobernó un Imperio en constante crecimiento hasta su muerte. Hijo de
Constancio I Cloro, augusto de Occidente (305-306), y de Helena
En
el año 306, durante una campaña contra la tribu escocesa de los
Pictios, Constancio Cloro murió en Britania e inmediatamente el ejército
aclamó a su hijo como augusto de Occidente (recordemos que en esa época
post Diocleciano habían Cesares y Augustos al mismo tiempo para evitar
usurpaciones de trono)
En 308 estalló una cruenta guerra civil
que enfrentó entre sí a los cuatro augustos legales (Galerio,
Constantino, Licio y Maximino Daya) y un césar ilegítimo (Majencio).
Muerto Galerio, Majencio y Maximino Daya se aliaron para luchar contra
Constantino y Licio, quienes también se vieron obligados a unir sus
fuerzas. De hecho, hasta entonces Constantino no había tomado parte en
la guerra civil. Por este motivo, cuando irrumpió en Italia, se impuso
con facilidad al ejército de Majencio en el valle del Po y pudo marchar
rápidamente sobre Roma. Cerca de esta ciudad, el 28 de octubre del 312,
derrotó en la decisiva batalla del puente Milvio al propio Majencio,
quien se ahogó en el Tíber en su intento de huir.
Es precisamente
antes de la batalla del puente Silvio cuando ocurre el extraño hecho
que conlleva a la larga al establecimiento del cristianismo como la
religión imperial: El día antes de la Batalla del Puente Milvio,
Constantino duda a que dios rezar para poder obtener sus favores y
apoyos que le proporcionen la victoria en la Batalla. Durante la noche,
después de no haber rezado a ningún dios, mientras duerme supuestamente
recibe una visión en la que aparece una cruz sobre la esfera solar
(símbolo del Sol Invictus, fiesta romana muy extendida y de la que este
emperador era fiel seguidor) y en esta aparece grabado el mensaje “Con
este símbolo Vencerás”. Decide estampar en sus estandartes el Crismon. Y
al día siguiente gana la batalla. Constantino lo considero un milagro.
Hay otra versión que dice que mientras marchaba con sus soldados vio la
forma de una cruz frente al Sol con la respectiva inscripción. Tras
estas visiones y por el resultado militar de la batalla del Puente
Milvio, Constantino se convirtió de inmediato al cristianismo.
Se
piensa que la influencia de su familia fue en parte la causa de su
adopción del cristianismo. Se dice de Elena que probablemente naciera en
una familia cristiana, aunque no se sabe prácticamente nada de su
entorno, exceptuando que su madre era hija de un mesonero y que su padre
fue un exitoso soldado, una carrera que excluía la práctica abierta del
cristianismo. Se sabe sin embargo que Elena realizó en sus últimos años
numerosas peregrinaciones.
Poco después de la batalla del Puente
Milvio, Constantino entregó al papa Silvestre I un palacio romano que
había pertenecido a Diocleciano y anteriormente a la familia patricia de
los Plaucios Lateranos, con el encargo de construir una basílica de
culto cristiano. Actualmente se la conoce como Basílica de San Juan de
Letrán. En 324 el emperador hizo construir otra basílica en Roma, en el
lugar donde según la tradición cristiana martirizaron a San Pedro: la
colina del Vaticano, que actualmente acoge a la Basílica de San Pedro.
En
313 promulga El Edicto de Milán que despenalizó la práctica del
cristianismo y se devolvieron las propiedades de la Iglesia. Antes de
este edicto, muchos cristianos habían sido martirizados en las
diferentes persecuciones a las que se habían visto sometidos. Tras el
edicto se abrieron nuevas vías de expansión para los cristianos,
incluyendo el derecho a competir con los paganos en el tradicional
“cursus honorum” para las altas magistraturas del gobierno, así como
también ganaron una mayor aceptación dentro de la sociedad civil en
general. Los líderes cristianos alcanzaron una mayor importancia (como
ejemplo de ello, los obispos cristianos adoptaron unas posturas
agresivas en temas públicos que nunca antes se habían visto en otras
religiones)
Constantino no oficializó el cristianismo el cual no
se convertiría en religión oficial del Imperio hasta el final de aquel
siglo (un paso que daría Teodosio en el 380 con el Edicto de Tesalónica)
Constantino
consideraba que era su deber como emperador, designado por Dios para
ello, calmar los desórdenes religiosos, y por ello convocó el Primer
Concilio de Nicea (20 de mayo al 25 de julio de 325) para terminar con
algunos de los problemas doctrinales que contaminaban la Iglesia de los
primeros siglos, especialmente el arrianismo. Dio un discurso inicial
ataviado con telas y accesorios de oro, para demostrar justamente el
poderío del Imperio por un lado, y el apoyo e interés al concilio desde
el estado por el otro.
Muchos consideran que Constantino “creó”
la Iglesia Católica, e impulsó la doctrina de la Santísima Trinidad
presionando a los obispos reunidos en el Concilio. Los defensores de la
Iglesia Católica sostienen que las bases de la doctrina ya estaban en la
iglesia primitiva unos 200 años de Constantino, como el nombre
“católico”, la veneración a María, las imágenes, la Trinidad, la
naturaleza de Cristo. Sin embargo algunos expertos opinan que no hay
suficiente documentación que lo apoye. Este concilio fue sumamente
importante ya que se establecieron bases bíblicas y religiosas que nos
afectan hasta el día de hoy. Le dedicaremos un artículo posterior.
En
sus últimos años de vida también ejerció como predicador, dando sus
propios sermones en el palacio ante su corte y los invitados del pueblo.
Sus sermones pregonaban el principio la armonía, aunque gradualmente se
volvieron más intransigentes hacia los viejos modos paganos.
Inmediatamente
después de su legalización, la Iglesia cristiana ataca a los paganos:
en el Concilio de Ancyra, se denuncia el culto a la diosa Artemisa;
muchos templos paganos fueron destruidos por las hordas cristianas y sus
sacerdotes fueron asesinados. Entre el año 315 y el siglo VI miles de
creyentes paganos fueron asesinados. Entre 316 y 326 se proclaman una
serie de disposiciones que favorecen al cristianismo frente a la
religión tradicional (prohibición de la magia y los sacrificios
privados, exoneración fiscal a los clérigos cristianos, se otorga
jurisdicción a los obispos…) En el año 326, El emperador Constantino,
siguiendo las instrucciones de su madre Elena, destruye el templo del
dios Asclepio en Aigeai de Cilicia y muchos más de la diosa Afrodita en
Jerusalén, en Afka en el Líbano, en Mambre, Fenicia, Baalbek, etc.
En
el año 330 el emperador Constantino roba todos los tesoros y las
estatuas de los templos paganos de Grecia, para llevárselos y decorar
Constantinopla, su nueva capital del Imperio.
Constantino retiró
su estatua de los templos paganos. La reparación de estos templos fue
prohibida, y los fondos fueron desviados en favor del clero cristiano.
Se suprimieron las formas ofensivas de adoración, fueran cristianas o
paganas. En la reinauguración de Constantinopla en 330 se efectuó una
ceremonia mitad pagana y mitad cristiana. En la plaza del mercado se
impuso la cruz de Cristo sobre el carro del Dios Sol.
Fue
bautizado cuando ya se encontraba en su lecho de muerte, tras un largo
catecumenado. Solo la Iglesia Ortodoxa lo venera como santo.
El dilema de la visión de la cruz
Cuando
Constantino tiene la famosa visión de la cruz y la inscripción, la
imagen que manda a grabar en los estandartes y a la que, según el, es la
responsable de su victoria, es el “Crismón” que es la representación
del monograma de Cristo. Que consiste en las letras griegas X (ji) y P
(ro) que es la abreviatura de ΙΣΤΟΣ. En otras versiones le añaden la
letra T que sustituye a P o una pequeña cruz latina. A veces le
incorporan otros elementos como las letras Alfa y Omega, simbolizando el
principio y el fin. Y la inscripción que vio fue “In Hoc Signo Vinces
(“con este signo vencerás) que corresponden a las letras IHS o “Iesus
Hominum Salvator”.
Mi gran duda es la siguiente:
Si Constantino grabó la Efigie del Crismón en sus estandartes y gracias a ella se fundamenta una religión, ¿Por qué el cristianismo actual toma como referencia y signo de adoración la clásica cruz? ¿Por qué no se utilizo en los inicios de cristianismo el Crismón como su símbolo?
O en todo caso…
Si lo que Constantino recibió como visión fue la cruz que todos conocemos ¿Por qué desobedeció y colocó el símbolo del Crismón en sus estandartes? ¿no es esto un acto de blasfemia o desobediencia a Dios?
Constantino: Corrupto y asesino desalmado
Si, con casi toda seguridad el emperador Constantino I el Grande, el fundador del Cristianismo que ustedes mis amigos creyentes tanto defienden, era un sanguinario asesino y un deshonesto corrupto.
Ya vimos como el mismo promovió la persecución y el asesinato de los paganos que se negaban a abrazar la nueva religión cristiana, asesinó tanto fieles como sacerdotes paganos; robó y destruyó muchas estatuas y tesoros de Grecia, perdiéndose de esta manera valores culturales irrecuperables.
Acostumbraba aparecer en público, en los concilios y ante la corte vestido con las ropas mas lujosas, cargado de adornos de oro, al estilo oriental, marcando un antecedente del emperador que gobierna rodeado de riquezas en nombre de Dios.
Todo esto sin incluir los numerosos cambios y supresiones que sufrieron las sagradas escrituras manipuladas por los seguidores de Constantino en los sucesivos concilios con el fin de obtener una “Biblia” que los beneficiara y se adaptara al dominio político y económico que tanto buscaban. En artículos posteriores veremos estas transformaciones bíblicas con más detalles.
En 315, Constantino hizo de la conversión al judaísmo un crimen capital; tanto el judío proselitista como el cristiano converso eran reos de muerte.
Pero las cualidades homicidas de Constantino de exacerban con su propia familia: Según se dice, asesinó a su propio hijo cuando se enteró de que éste se acostaba con su madre. Después, al enterarse de que era mentira, le quitó la vida a su mujer por mentirosa. A su hijo Crispo lo asesinó por envenenamiento y su esposa, la emperatriz Fausta dejada morir en un baño excesivamente caliente.
Este hecho no impidió su bautismo cristiano en su lecho de muerte.
Para muchos estudiosos todo esto de las visiones y los milagros fueron solo un teatro de Constantino que al ver el gran auge y la creciente cantidad de fieles que estaba teniendo el cristianismo, decidió hacer una especie de fusión entre ambos tomando ritos de cada parte para crear una religión muy particular y parecida a la que tenemos hoy en día. Su visión fue básicamente económica ya que respetó e incluso apoyo hasta el fin de sus días muchos ritos paganos, con el objetivo de beneficiarse de ambas partes:
Se sabe que «durante mucho tiempo siguió acuñando monedas con figuras de dioses paganos como Sol Invictus, Júpiter Capitolino y Marte, siendo el primero de éstos el que durante más tiempo tuvo culto oficial, tanto así que la festividad del domingo, introducida en 321, era en realidad el llamado dies Solis; con ella Constantino, notorio antisemita, evidentemente quiso reemplazar la fiesta judaica del sábado por el día del Señor cristiano. Poco antes de su muerte, Constantino hizo representar su persona en una estatua de pórfido bajo la figura de Helios, e incluso la víspera de su fallecimiento restableció una ley antigua por la que «los sacerdotes paganos quedaban exentos a perpetuidad de los tributos inferiores». De sí mismo afirmaba que jamás había cambiado de divinidad a la hora de recogerse a rezar».
Diccionario Interactivo de Biografías Océano. 2004
Es increíble la cantidad de sentimientos y reacciones encontradas que genera la figura de Constantino. Veamos dos opiniones apasionadas sobre el, pero totalmente opuestas entre ellas:
De entre todos los emperadores romanos, él solo honró a Dios, el Altísimo, con extraordinaria devoción, él solo anunció con valentía la doctrina de Cristo, él solo exaltó a su Iglesia como nadie desde que existe memoria humana; él solo puso fin a los errores del politeísmo y abolió toda clase de culto a los ídolos.”
Ese monstruo Constantino. Ese verdugo hipócrita y frío, que degolló a su hijo, estranguló a su mujer, asesinó a su padre y a su hermano políticos, y mantuvo en su corte una caterva de sacerdotes sanguinarios y cerriles, de los que uno solo se habría bastado para poner a media humanidad en contra de la otra media y obligarlas a matarse mutuamente.
Constantino el Grande marcó la historia de la humanidad y nos dejó un
legado que para bien o (casi siempre) para mal, aun perdura: El
cristianismo. Amigo creyente cristiano, esa religión que usted profesa y
que tanto defiende tiene sus bases en un individuo como el que acabamos
de describir. ¿Tiene su conciencia tranquila? Sigue leyendo
Fuente de este texto: epsys revista de psicología y humanidades
Algunos artículos de la prensa
https://www.sevillaactualidad.com/espana/29937-ni-mula-ni-buey-las-mentiras-de-la-navidad/