COSAS DE GELY
La palabra “dogma” viene del griego antiguo dogma, que se traduce por “opinión filosófica” u “opinión fundada en principios”. Del término se desprende la palabra “dogmatismo”, con la cual se describe a distintas corrientes filosóficas, como la cartesiana o la de Christian Wolff.
Desde el Concilio de Trento de 1545, las autoridades religiosas del cristianismo comenzaron a usar la palabra “dogma” para referirse a toda verdad reconocida por la Iglesia "como revelada por Dios". En la actualidad se llama dogmático a todo aquel que se rige por una serie de premisas indiscutidas, rígidas e inamovibles.
El dogma en la religión
Resumiendo, un dogma es la proposición tenida por cierta y como principio innegable y el conjunto de creencias de carácter indiscutible y obligado para los seguidores de cualquier religión.
En general, la mayoría de las religiones son de carácter dogmático, ya que ofrecen un conjunto de "verdades" sobre el mundo y Dios que deben ser aceptadas como ciertas (aunque no se haya demostrado que lo son) y esto es así, por aquello siempre tan discutido, comentado y cacareado, de que la fe debe ser ciega, aunque ello nos lleve a la ignorancia.
Por poner un ejemplo de dogma mencionaré uno de los más importantes del cristianismo, el de la Santísima Trinidad.
La Santísima Trinidad es el dogma fundamental de la fe católica basado en el "misterio" de un solo Dios en tres personas distintas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, subsistiendo en una misma y única naturaleza.
Este tipo de "verdades" imposibles de sostener y de demostrar son el sostén de los sistemas religiosos y de sus creencias.
En esta historia hay algo que “rechina los tímpanos”, algo que ha impedido que muchos crean en el Creador, la creación de un árbol. Para muchos la pregunta ¿por qué creó Dios este árbol es incontestable? ya que no pueden armonizar la idea de un Dios santo con la creación de algo que “causó” la caída del hombre.
¿Y pensar que hay quienes todavía consideran dicho gesto pecado y siguen bautizando a sus hijos? yo alucino. ¿Quién quiere ser un ignorante? ¿Qué mal hay en adquirir conocimientos? ¡Nada! Pero hay quienes creen todo lo que les echen, prefieren ser creyentes y tener fe, a pesar de que dichas fe, y creencias sean inverosímiles, a seguir la senda del conocimiento puro, sin dogmas, y si ningún tipo de fe.
Son muchas las personas que en su niñez han tenido formación en colegios religiosos, y precisamente son estas las más agnósticas. Quizás, dicha experiencia no fue muy agradable y al final acabaron dejando atrás dichas creencias conforme iban adquiriendo conocimientos.
Hay que tener unas tragaderas enormes para creer en tanto dogma. sigue leyendo.