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miércoles, octubre 29, 2025

EL FASCISMO SUS RASGOS Y SUS CONSECUENCIAS

COSAS DE GELY

Este post va dirigido, a todos aquellos que sientan interés y se atrevan a mirar de frente temas tan complejos y delicados como este. A aquellos que quieran entender el funcionamiento del poder, sus sombras y sus consecuencias. Con este post, mi única intención es ayudar a ver con más claridad lo que hay detrás del fascismo. Si con esta entrada logro aclarar las ideas a alguien, escribir este texto habrá valido la pena.

AUDIOLIBRO- Fascismo por Madeleine Albright Resumen de 15 minutos

El fascismo no es solo una ideología del pasado, ni un recuerdo lejano de guerras y dictaduras. Es una amenaza que, aunque disfrazada de nuevas formas, sigue viva en discursos, partidos y movimientos que apelan al miedo, al odio y a la exclusión. Surgió en Europa tras la Primera Guerra Mundial, cuando el caos social y económico permitió que líderes como Benito Mussolini en Italia y Adolf Hitler en Alemania, impusieran regímenes totalitarios. Bajo su mando, millones de personas fueron perseguidas, encarceladas y asesinadas. El Holocausto, la Segunda Guerra Mundial y la represión brutal en países como España bajo el franquismo, son testimonio de lo que ocurre cuando el fascismo toma el poder. En España, el régimen de Francisco Franco instauró una dictadura que duró casi cuatro décadas, eliminando partidos políticos, censurando la prensa, persiguiendo a disidentes y reprimiendo a minorías culturales y lingüísticas.

  

DOCUMENTAL EL SILENCIO DE OTROS

Hoy, aunque pocos se autodenominan fascistas, existen partidos y grupos que comparten sus rasgos: ultranacionalismo, xenofobia, autoritarismo, negación de derechos civiles, odio hacia las minorías y desprecio por la diversidad. En España, Vox ha sido señalado por sectores académicos y sociales por promover ideas que recuerdan al franquismo, y últimamente, el PP parece seguir sus pasos. En Europa, partidos como Alternativa para Alemania (AfD), Jobbik en Hungría, Aurora Dorada en Grecia, el Frente Nacional (ahora Agrupación Nacional) en Francia, Liga en Italia, Demócratas de Suecia, el Partido Popular Danés, Vlaams Belang en Bélgica y el Partido Nacional Británico han sido acusados de fomentar discursos excluyentes y violentos. En América, grupos como Proud Boys, Oath Keepers y America First en Estados Unidos han sido vinculados al supremacismo blanco, el autoritarismo y la violencia política. El presidente Donald Trump ha sido acusado por diversos sectores de debilitar las instituciones democráticas, alentar el odio racial y socavar el Estado de derecho. Su reelección ha intensificado el debate sobre si Estados Unidos está transitando hacia una forma de fascismo moderno, caracterizado por el uso del poder judicial para blindar al líder, la represión de la oposición y la normalización del discurso de odio. 

En Argentina, el ascenso de Javier Milei ha sido interpretado por muchos analistas como parte de una nueva ola de extrema derecha en América Latina. Su discurso ultraliberal, su rechazo frontal a los derechos sociales conquistados, su negación del terrorismo de Estado durante la dictadura militar y su retórica agresiva contra sindicatos, feminismo y movimientos sociales, han despertado preocupaciones sobre una deriva autoritaria. Aunque Milei no se autodefine como fascista, su estilo confrontativo, su culto a la figura del líder y su desprecio por el consenso democrático, lo han acercado a lo que algunos llaman “neofascismo posmoderno”.

En Asia, el BJP en India ha sido acusado de nacionalismo religioso extremo, mientras que en Japón y Rusia existen movimientos que promueven revisionismo histórico y represión de la disidencia. Todos estos casos muestran cómo el fascismo ya no necesita uniformes ni marchas militares para avanzar. Hoy se disfraza de populismo, de “nueva política”, de “libertad económica”, pero su esencia sigue siendo la misma: deshumanizar al otro, destruir el pluralismo y concentrar el poder en manos de unos pocos.

Si el fascismo se propagara globalmente, las consecuencias serían devastadoras. Desaparecerían las democracias tal como las conocemos. Las elecciones libres, la prensa independiente, el derecho a disentir y a vivir con dignidad serían eliminados. Las minorías étnicas, religiosas, sexuales y políticas serían perseguidas, silenciadas o exterminadas. El pensamiento crítico sería sustituido por propaganda. La cultura se convertiría en herramienta de adoctrinamiento. La ciencia y la educación quedarían subordinadas a la ideología. La humanidad perdería su esencia y la capacidad de convivir en la diferencia, de construir desde el respeto, de avanzar desde la libertad.

El fascismo no solo mata cuerpos. Mata ideas, mata derechos, mata el alma colectiva de los pueblos. Por eso, recordar su historia no es un ejercicio académico, sino un acto de resistencia. Porque cuando olvidamos lo que el fascismo hizo, corremos el riesgo de permitir que lo vuelva a hacer. Y si lo hace, lo hará con nuevas máscaras, pero con el mismo objetivo: deshumanizar.

FASCISMO UNA ADVERTENCIA (Madeleine Albright - Ex secretaria de Estado de los Estados Unidos 

El fascismo ha sido uno de los fenómenos políticos más peligrosos y destructivos del siglo XX, dejando una huella imborrable en la historia mundial. Entender sus raíces, características y advertencias es fundamental para prevenir que ideas similares resurjan en el presente y en el futuro. En estos videos, podréis ver de manera detallada qué fue el fascismo, cómo se manifestó en diferentes países, cuáles fueron sus consecuencias y qué lecciones podemos aprender para fortalecer la democracia y los derechos humanos en nuestras sociedades.