COSAS DE GELY
Anselmo de Canterbury (1033-1109)
Tuvieron que pasar nada más y nada menos que seiscientos años para que el cristianismo diera otro gran filósofo. Anselmo de Canterbury (canonizado como San Anselmo en el año 1494) se empeñó en demostrar la existencia de Dios de manera argumentada. Planteó una ingeniosa manera de conseguirlo. Sólo hace falta aceptar dos premisas (fácilmente aceptables): que Dios, de existir, es un ser superior a todos los demás, que no hay nada más grande; la otra premisa es que la existencia es superior a la no existencia, es decir, aquello que existe es más importante que lo que no existe. Con estas dos ideas se plantea el argumento ontológico de San Anselmo, que se puede representar de la siguiente manera: