COSAS DE GELY
El minfulness es una práctica que se ha popularizado muchísimo a lo largo de los años en los países occidentales, entre otros, por el profesor Jon kabat-Zinn en los años 70.
Bien usada, puede ayudarnos a vivir más tranquilos, a entrenar la atención, etc. yo mismo lo practico y disfruto de muchos de sus beneficios
Sin embargo, también nos encontramos con que su creciente popularidad hace que no nos fijemos en que no es una herramienta perfecta ni tampoco una panacea.
Claro, cuando nos dicen que “es una práctica budista con miles de años de antigüedad”, gana mucha autoridad, sacándolo fuera de contexto
Casi todo el mundo recuerda haber leído en algún libro o visto en un documental que los monjes que lo practican durante años, que tienen diferentes ondas cerebrales y que se les considera muy inteligentes y mentalmente sanos.
Y todo eso es cierto, el mindfulness es una herramienta genial para el bienestar general.
Diferentes estudios científicos nos muestran muchas cosas buenas y mucho potencial en formas concretas de aplicación de esta herramienta.
Pero… ¿es todo color de rosa?
También nos encontramos con estudios científicos y casos reales en que el mindfulness, según cómo se aplique y en qué circunstancias, no solo no ayuda a la persona a mejorar, sino que contribuye a empeorar.
En algunos estudios se comprueba que en algunos casos se experimentan episodios transitorios de ansiedad, pánico, despersonalización o psicosis
Y claro, las personas que viven de hacer esto, por el claro conflicto de intereses económicos, no suelen hablar de estos casos
En el vídeo repasamos algunas de las razones por las que el mindfulness no es para todo el mundo:
-Obsesionarse con la idea de «dejar la mente en blanco»
-Frustración por objetivos poco realistas
-Despersonalización y sensación de irrealidad
-Pensar que el mindfulness por sí mismo puede hacer desaparecer tu ansiedad, depresión u otros problemas
-La paradoja de buscar la relajación mediante la auto-exigencia y el forzarse
-Intentar huir de los problemas mediante la conciencia plena, y renunciar a solucionarlos directamente (normalización de ansiedad)
-Ataques de pánico por hipervigilancia de las señales corporales, por no haber trabajado antes las creencias problemáticas.
«Iniciarse en el mindfulness con retiros de días es como correr un maratón sin entrenar: una irresponsabilidad»
Ausiàs Cebolla (doctor en Psicología)
Hay evidencia científica sobre la eficacia del ‘mindfulness’ para prevenir la depresión y evitar recaídas, pero no como tratamiento.
En casos de trastornos diagnosticados puede recomendarse como una estrategia puntual, dentro de una terapia mucho más amplia. Si tienes un trabajo muy estresante que te provoca síndrome de burn out, la meditación a solas no acabará con la ansiedad.
Esto no va de poner la mente en blanco, ni de relajarse ni de alcanzar un estado mental excepcional.
Busca aceptar la experiencia tal y como es; una forma de optimizar los recursos para aliviar el sufrimiento.
Sin embargo, en algunas empresas, grandes empresas, se lo utiliza para bajar el estrés de sus empleados y sobretodo los CEOs y que de esta manera mejoren su rendimiento.
En este sentido el mindfulness está al servicio de la producción, del hacer, y del apaciguamiento de la disconformidad de ciertas personas con respecto al lugar en que trabajan.
Confunden de esta manera paciencia con pasividad y llevan a que las personas permanezcan en lugares que son estresantes, sin promover un cambio o una reflexión crítica de las causas del sufrimiento colectivo y social).
De manera implícita, se pone la responsabilidad del sufrimiento en el propio individuo, en su “falta” de crecimiento personal, y se desplaza de las instituciones o las empresas. Si el banco te desaloja de tu casa, mucho mindfulness no va a solucionar el problema.
El mindfulness es, ante todo, un entrenamiento en atención, no una panacea para iluminarnos y que todos nuestros problemas desaparezcan.
Fuente:https://luismiguelreal.blog/2021/05/03/los-peligros-del-mindfulness/