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jueves, mayo 11, 2023

EL PERDÓN DE BUDA

COSAS DE GELY

 
EL PERDÓN DE BUDA

¿Quien fue Devadatta?

Parece ser cierto que cada familia tiene una persona que simplemente no está en el programa. En la familia de Buda, la historia tradicional asignan este papel a Devadatta, su primo a través de una tía paterna. Pero más que un primo, en realidad, Devadatta era cuñado Siddhartha Gautama, al que llamamos "el Buda", ya que este estaba casado con Yasodhara la hermana de Devadatta, entonces, no sólo era primo, sino el más difamador de los parientes: "el cuñado".

Devadatta se había unido a la sangha, el cuerpo de seguidores de Buda, junto con varios miembros del clan Shakya (recuerden que al Buda a veces se le llama "Shakyamuni", el "muni, o sabio, de los Shakyas"). Otro de sus primos era Ananda hermano de Devadatta, que se convirtió en el asistente personal del Buda; y estuvo al lado de este durante toda su carrera, el joven Ananda fue una figura principal cuando llegó el momento de codificar los años de enseñanzas del Buda en el Primer Concilio Budista. Era un modelo.

Por decirlo de algún modo Devadatta: fue el Judas budista con la deferencia por supuesto de que Buda vivió quinientos años antes Jesús.

El nombre de Devadatta, significa "dado por Dios", y este se lo tomó muy en serio: realmente parecía creer que él era "el regalo de Dios para el mundo".

El Perdón de Buda es una fábula que nos ayuda a reflexionar sobre la importancia del perdón. Y es que todas las personas vivimos momentos difíciles. Hay vivencias en la vida que cuestan perdonar, y el problema de no hacerlo es que el dolor y el malestar perdura en nosotros.

La fábula de la Roca y El Perdón de Buda dice así:

Buda tenía un primo perverso, se llamaba Devadatta, siempre estaba celoso y se empeñaba en desacreditarlo.

Un día, mientras Buda paseaba tranquilamente, Devadatta arrojó a su paso una pesada roca con la intención de acabar con su vida. Sin embargo, la roca cayó al lado de Buda y no le hizo daño.

Buda se dio cuenta de lo sucedido pero permaneció impasible, sin perder la sonrisa. Días después, volvió a cruzarse con Devadatta y lo saludó afectuosamente. Muy sorprendido, este le preguntó:

– ¿No estás enfadado?

– No, claro que no.

Sin salir de su asombro, Devadatta le preguntó el por qué.

A lo que Buda le respondió:

– Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando fue arrojada.

En esta fábula Buda, nos enseña que la vida está en constante cambio y nosotros también. Por eso no sirve de nada guardar rencores. Porque hoy no eres la misma persona que fuiste ayer. Ni tampoco lo son aquellos que te han hecho daño. Saber perdonar es sanador para la persona que perdona. Es importante perdonar a otras personas para liberarnos nosotros mismos. En los casos en los que resulte difícil llegar al perdón hacia la otra persona, es importante al menos perdonarnos a nosotros mismos.

Esto nos ayuda a sanarnos. De esta forma podemos vivir el momento presente. Y es viviendo el aquí y ahora como podemos estar tranquilos, ligeros y en paz.

Cada Mañana nacemos de nuevo, lo que hacemos hoy es lo que más importa. 

Buda