COSAS DE GELY
En el siglo XVIII, con la primera revolución industrial, aparecieron
las fábricas, los horarios laborales imposibles, el consumismo y, entre
otros importantes avances de la humanidad, “las depresiones”.
Los médicos de la época, ajenos a la futura invención del psicoanálisis y los antidepresivos, tuvieron que recurrir a un remedio natural e infalible para paliar tanta infelicidad:
¡La Risa!
Los teatros de comedia se llenaron de pacientes que, aún teniéndolo todo, se sentían infelices y los actores, de alguna manera, se convirtieron en terapeutas emocionales.
Uno de los “quitapenas” más reconocidos de esa época fue un inglés, llamado David Garrick, actor, escritor, productor y por encima de todo, un cómico infalible, con el que nadie podía dejar de reírse.
Podríamos decir que los médicos del XVIII, ayudados por un siempre inspirado Garrick, inventaron un tratamiento emocional que triunfa en el XXI, la "Risoterapia".
Este actor expresa que cuanto más hace reír más desgraciado se siente. Su risa es su forma de llorar y por eso se dirige al lector para que desconfíe de quienes se ríen, porque ocultan una gran tristeza. Creer en algo es un apoyo, pero al perder la fe, la risa es una extensión de la pérdida.
Viendo a Garrick, actor de la Inglaterra,
el pueblo al aplaudirlo le decía:
Eres el más gracioso de la tierra y el más feliz.
Y el cómico reía.
Víctimas del spleen los altos lores,
en sus noches más negras y pesadas,
iban a ver al rey de los actores
y cambiaban su spleen en carcajadas.
Una vez ante un médico famoso,
llegose un hombre de mirar sombrío:
-Sufro -le dijo- un mal tan espantoso
como esta palidez del rostro mío.
Nada me causa encanto ni atractivo;
no me importan mi nombre ni mi suerte;
en un eterno spleen muriendo vivo,
y es mi única pasión la de la muerte.
-Viajad y os distaeréis. -Tanto he viajado
-Las lecturas buscad -Tanto he leido-
Que os ame una mujer – ¡Si soy amado!
-Un título adquirid -Noble he nacido.
¿Pobre seréis quizá? -Tengo riquezas
– ¿De lisonjas gustáis ? – ¡Tantas escucho!
-¿Que tenéis de familia?…-Mis tristezas
-¿Vais a los cementerios?… -Mucho, mucho.
¿De vuestra vida actual tenéis testigos?
– Sí, mas no dejo que me impongan yugos;
yo les llamo a los muertos mis amigos;
y les llamo a los vivos mis verdugos.
-Me deja- agrega el médico -perplejo
vuestro mal, y no debo acobardaros;
Tomad hoy por receta este consejo:
sólo viendo a Garrick podéis curaros.
-¿A Garrick ? -Sí, a Garrick…La más remisa
y austera sociedad lo busca ansiosa;
todo aquel que lo ve muere de risa;
¡tiene una gracia artística asombrosa !
-Y a mí me hará reir?-Ah, sí, os lo juro !;
él, sí, nada más él…Mas qué os inquieta?…
-Así -dijo el enfermo -no me curo:
¡Yo soy Garrick ! Cambiádme la receta.
¡Cúantos hay que, cansados de la vida,
enfermos de pesar, muertos de tedio,
hacen reir como el autor suicida
sin encontrar para su mal remedio!
¡Ay ! ¡ Cuántas veces al reír se llora!..
¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,
porque en los seres que el dolor devora
el alma llora cuando el rostro rie!
Si se muere la fe, si huye la calma,
si sólo abrojos nuestras plantas pisa
lanza a la faz la tempestad del alma
un relámpago triste: la sonrisa.
El carnaval del mundo engaña tanto;
que las vidas son breves mascaradas;
aquí aprendemos a reír con llanto
y también a llorar con carcajadas.