COSAS DE GELY
Convivir con el fuego
Noches asfixiantes en zonas donde nunca lo habían sido, vientos extremadamente cálidos, intenso olor a humo, tensión en el ambiente mientras los vecinos tratan de organizarse para evitar que el fuego devore sus hogares. En el mejor de los casos, los bomberos ya están por la zona y se oyen aviones anfibios y helicópteros sobrevolando; en otros, hasta las medidas para apagar el fuego llegan más tarde de lo que sería deseable.
Esta escena se está repitiendo en multitud de municipios españoles este verano. Los datos de la superficie quemada ya otorgan a 2022 el triste récord de ser el año en el que más hectáreas de bosque se han quemado en los últimos 30 años. A 18 de agosto superamos las 245.061 hectáreas. Esta pérdida de masa forestal supone un aumento directo de las emisiones de CO2, ya que el fuego libera el carbono almacenado en plantas y suelos, perder biodiversidad y los servicios materiales de los que nos provee el bosque, que van desde la obtención de madera o setas hasta la recuperación del agua y el suelo o la obtención de aire para respirar. Eso sin contar lo más importante: los dramas personales, que incluyen la muerte de personas y los daños materiales, además de la pérdida de esperanza de quienes viven en las zonas rurales y llevan décadas advirtiendo de lo que iba a pasar, la población de la España que han vaciado durante años de políticas enfocadas solo en lo urbano.
Ya sé que no es momento ahora de decir “esto se venía venir” y exponer lo que se debería haber hecho, sino de remangarse y ponerse a trabajar en la gestión de los hábitats. Hay que priorizar las medidas poniendo el foco en lo más básico: prevención, prevención y prevención. Un mantra que, por más que lo repiten las personas que viven en entornos rurales y las que se dedican a la ingeniería forestal, la biología de la conservación o el estudio de los ecosistemas, es olvidado en un cajón por los políticos en cuanto llegan las primeras lluvias.
En cambio, para ahorrar, deciden que la inversión para evitar incendios se pondrá en marcha en mayo, cuando se acerque el calor. Error. Quienes viven pegados al monte saben que la labor más eficaz contra los incendios va mucho más allá de apagar las llamas.
Fuentes: theconversation.com y Gely Sastre
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