COSAS DE GELY
El planeta Tierra encara el 2025 con mucha incertidumbre. De nuevo ha llegado al poder un gobernante llamado Trump, un líder fascista y negacionista, elegido por una mayoría de individuos que hoy, irónicamente, están siendo maltratados y expulsados del país por el. Este hombre, que parece estar dispuesto a desafiar no solo la razón, sino la misma ciencia y las predicciones del futuro, se ha impuesto con una agenda que solo busca su propio beneficio. En su avaricia egoísta, está dispuesto a cambiar malvadamente el mundo actual, sumido en múltiples crisis sociales, económicas y bélicas, y pienso que bajo su mandato, las tensiones se incrementaran.
Y en medio de este panorama sombrío, vuelve a sobrevolar un nombre que para muchos empieza a resultar familiar: el de Michel de Nôtre-Dame, mejor conocido como Nostradamus.
Las profecías del célebre astrólogo francés, fallecido hace más de 450 años, siempre han generado debate. Sin embargo, con cada año que pasa, sus palabras parecen cobrar más relevancia, especialmente en este contexto de tensiones mundiales. Ya en 2024, Nostradamus había vaticinado un año sombrío, pero al parecer no habría mucho mejor pronóstico para el 2025.
¿Tercera Guerra Mundial? Las tensiones bélicas entre naciones crecen sin cesar. Los conflictos, especialmente entre Rusia y Ucrania, o las luchas en Oriente Medio, amenazan con expandirse. "Trump el posible anticristo" dice que muy pronto acabará con ellas pero no dice como. Veintisiete años sangre durará su guerra. Los herejes muertos, cautivos exiliados. Sangre, cuerpos humanos, agua roja helada", profetiza uno de los pasajes más escalofriantes de Nostradamus, que algunos interpretan como una advertencia de una catástrofe bélica global que, podría desencadenar un colapso económico y disturbios sociales a nivel mundial.
"Trump, el Anticristo" de estos tiempos, parece ignorar estas advertencias, tomando decisiones que solo benefician sus propios intereses, alimentando el caos con su arrogancia y egoísmo. Bajo su gobierno, el futuro parece cada vez más incierto, mientras el mundo atraviesa momentos de profunda desesperación. La misma mayoría que lo eligió se enfrenta ahora a su despiadado trato: comunidades enteras de ciudadanos que, al principio, creyeron en sus promesas de prosperidad, ahora son desplazadas, humilladas y olvidadas por un sistema que, lejos de protegerlas, las condena a la marginación y al desarraigo.
Además de la amenaza bélica, otro de los presagios que más inquieta es el cambio climático extremo. Nostradamus predijo para este año olas de calor mortales, especialmente en Estados Unidos y Europa, donde incendios forestales arrasarían con todo a su paso. El panorama no mejora: desastres naturales cada vez más devastadores destruirían ciudades enteras, forzando a millones a abandonar sus hogares y buscando refugio en otras tierras. La escasez de alimentos, exacerbada por las crecientes tensiones sociales, traería consigo hambre y pobreza generalizadas.
Sin embargo, las profecías de Nostradamus no solo hablan de caos y destrucción. También se refieren a una revolución social que traería consigo avances tecnológicos sorprendentes. La inteligencia artificial comenzaría a reemplazar rápidamente la mano de obra humana, un fenómeno que ya podemos observar hoy en día. Además, en el ámbito de la medicina, se anticipa el surgimiento de tratamientos innovadores que podrían curar enfermedades que antes se consideraban incurables.
No obstante, el líder fascista de turno, Trump, parece más centrado en su propio poder que en el bienestar de la humanidad, obviando los avances científicos y la necesidad de una acción global para mitigar los desastres anunciados.
A pesar de todo, Nostradamus también predijo un renacimiento espiritual, una esperanza para aquellos que buscan la paz en medio del conflicto. Este despertar de conciencia podría ser la luz al final del túnel, una oportunidad para la humanidad de sanar, reponerse de las devastaciones y encontrar el equilibrio entre el progreso y la preservación de la vida.
El 2025, por tanto, se perfila como un año clave: un año en el que la lucha por la supervivencia podría estar marcada por las decisiones de líderes como Trump, "el Anticristo", quien parece dispuesto a cambiar el curso del mundo para beneficio propio, ignorando las advertencias que nos llegan desde el pasado y las predicciones que apuntan a un futuro lleno de retos. Pero aún hay esperanza, y la humanidad podría encontrar la fuerza para resistir y renacer, aún en medio de las peores tribulaciones.
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