A aquellos ancianos que no estén “muy mal” y no les
quede otro remedio que entrar en uno de esos antros, aparte de desvalijarlos, posiblemente los maten a hambre y esten expuestos a recibir malos tratos. Un ejemplo de ello es la
experiencia de Mariano Turégano de 82
años que vive en una residencia situada en San Sebastián de los Reyes, en
la Comunidad de Madrid.
Cuando se llega a cierta edad con algo de lucidez y piensas que quizás un día puedas llegar a ser candidato a acabar en alguno de estos lugares (residencias) de larga y negativa reputación, piensas y maduras si no sería mejor volatilizarse e irse de este barrio.
El 18 octubre de 2017, durante el gobierno de Mariano Rajoy, el díario El Español publicó la siguiente noticia: El Gobierno quiere que se persiga el abandono de las obligaciones familiares y el ingreso en residencias de personas mayores en contra de su voluntad, según recoge el proyecto de la Estrategia Nacional de Personas Mayores 2018-2021, para un envejecimiento activo y para su buen trato. Desde entoces han transcurrido cinco años, y por lo visto no se ha hecho nada, ya que es continua la aparición de algún que otro anciano quejandose de los malos tratos en residencias y bancos.
Para el Gobierno cinco años no deben ser nada, pero para los ancianos que están padeciendo estas vejaciones, supongo que cada día que transcurra, será una eternidad. Sigue leyendo aquí.
Gely Sastre
Hay un artículo del código penal que se refiere al abandono de familia, y en el caso de los mayores dependientes las penas se agravan de uno a dos años de prisión o sea que abandonar a nuestros padres tiene un precio.
En nuestro país más de dos millones de ancianos viven solos y en muchos casos los hijos no quieren ocuparse de ellos. Pero es un problema que muy pocos denuncian. Según la Fiscalía las personas mayores tienen una dependencia física y emocional hacia sus cuidadores y hacia sus hijos, por eso muchos no son conscientes de que ese abandono se considere delito. El reto es conseguir que nuestros mayores sepan que tienen un derecho a ser cuidados, y sobre todo queridos, en el último tramo de sus vidas.
Fuentes: Gely Sastre - disriosur. es - elespanol.com
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