COSAS DE GELY
Con este post, voy a iniciar una serie de ellos que trataran de como es la muerte en las siguientes religiones, el hinduismo, budismo, judaísmo, catolicismo y el islamismo.
La muerte es uno de los grandes misterios de la existencia humana. Cada religión tiene su propia forma de entenderla y afrontarla, según sus creencias y tradiciones.
Comenzaré por el hinduismo. El hinduismo es el resultado de la unión de una serie de prácticas rituales y espirituales originarias del subcontinente Indio. En su mayor parte proviene del brahmanismo, la antigua religión India, también conocida como religión védica.
Dicha religión existió entre 1500 y 700 a. C., y sirvió de raíz común al hinduismo (nacido entre los siglos V y III a. C.) y al budismo (nacido alrededor del siglo IV a. C.).
Por otro lado, el hinduismo carece de un fundador, ya que es fruto de procesos de síntesis o sincretismo cultural. Por esa misma razón no posee una iglesia, ni un cuerpo unificado de prácticas rituales ni de creencias
El hinduismo sostiene que el
ser humano está compuesto por dos partes: el atman y el cuerpo. El atman
es el ser eterno, el espíritu o el alma que existe más allá del ego o
la personalidad. El atman es la esencia de toda la vida en la tierra, y
es inmortal e inalterable. El cuerpo, en cambio, es el vehículo temporal
que alberga al atman durante una vida. El cuerpo es mortal y cambiable,
y está sujeto a las leyes del karma y el dharma.
El karma es la
ley de causa y efecto que rige las acciones de los seres vivos. Según el
karma, todo lo que hacemos, pensamos o decimos tiene unas
consecuencias, buenas o malas, que se reflejan en nuestra vida presente o
futura. El dharma es el deber, la virtud, la moral y la religión que
cada persona debe cumplir según su edad, género y posición social. El
dharma es lo que nos permite actuar de forma correcta y armoniosa con el
orden natural y social.
Cuando el cuerpo muere, el atman no se
extingue, sino que se libera y busca un nuevo cuerpo para reencarnarse.
Este proceso se llama samsara, y es el ciclo de vida, muerte y
renacimiento que atraviesa el atman hasta alcanzar la liberación o
moksha. El moksha es el estado de unión con el absoluto, con el cosmos,
con Dios. Es el fin último de todo hindú, y se logra cuando el atman se
purifica de todo karma y se libera del samsara.
Para los hindúes,
morir o ser incinerado en Benarés (norte de India) permite poner fin al
ciclo de reencarnaciones y alcanzar la salvación. Creen que de este
modo el alma no volverá a habitar un cuerpo y se disolverá en el cosmos.
Por eso, muchos hindúes viajan a esta ciudad sagrada para pasar sus
últimos días o para cremar a sus seres queridos. La cremación es una
forma de liberar al atman del cuerpo y facilitar su transición hacia una
nueva vida.
Así pues, la muerte para los hindúes no es un
castigo ni un final, sino una transición y un comienzo. Es como cambiar
de ropa: el atman se desprende del cuerpo viejo y se viste con uno
nuevo, según su karma y su dharma. La muerte es una oportunidad para
aprender, evolucionar y acercarse al moksha.
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