lunes, mayo 20, 2024

ALEGORÍA DE LA FALSEDAD Y LA DESOLACIÓN

COSAS DE GELY

 
ALEGORÍA DE LA FALSEDAD Y LA DESOLACIÓN
 
Hoy trataré de describir de forma alegórica a un planeta convertido en una pocilga por sus habitantes. Un lugar donde todo es falsedad, podredumbre y una persistente y continua mentira.
 

A este post le daré el nombre de alegoría de la falsedad y la desolación.

En un tiempo remoto, cuando el mundo era aún joven y vibrante, habitaban en él criaturas de corazón puro y espíritu libre. Vivían en armonía con la naturaleza, venerando su belleza y cuidando de su frágil equilibrio. Mas, con el paso de los milenios, una sombra se cernió sobre la tierra, una sombra nacida de la ambición y la desmedida sed de poder.

Llegaron entonces los humanos, seres de ingenio desbordante pero alma turbada. Con su astucia y dominio de las herramientas, transformaron el paisaje, moldeándolo a su antojo. Construyeron ciudades colosales, surcaron los mares y conquistaron las alturas. Sin embargo, en su afán por el progreso, olvidaron la esencia misma de la vida, la conexión profunda con la naturaleza y la sabiduría ancestral.

Cegados por la codicia y el egoísmo, los humanos envenenaron los ríos y el aire, talaron bosques ancestrales y llenaron los cielos de humo y hollín. La tierra, que en otros tiempos fue un paraíso verde y exuberante, se convirtió en un páramo gris y desolado. Los animales, que en otros tiempos, fueron compañeros de viaje en la danza de la vida, poco a poco fueron desapareciendo y se vieron confinados a pequeños reductos de existencia precaria.

En este mundo marchito, las palabras perdieron su significado. La verdad se diluyó en un mar de mentiras y engaños. Los líderes, sedientos de poder, manipulan a las masas con discursos vacíos y promesas falsas. La corrupción se ha extendido como una plaga, carcomiendo las bases de la sociedad. 
 
La justicia se ha convertido en un espejismo y la compasión se ha transformado en una virtud olvidada.
 
La belleza que en tiempos pasados era omnipresente, se escondió en recónditos lugares secretos, apenas perceptible entre la bruma de la contaminación y la desidia. El arte se convirtió en un reflejo distorsionado de la realidad, en una burla grotesca de la esencia humana. La alegría se extinguió, reemplazada por una profunda tristeza y una desoladora sensación de vacío.

En este planeta que un día fue hermoso y radiante, hoy enmascarado por falso buenismo, reina la falsedad suprema y solo unos pocos espíritus valientes se atreven a alzar la voz. Para decir con voz clara el futuro que se avecina. Yo de pequeña soñaba con un mundo donde la armonía y la verdad reinaran. Mas llegada mi vejez, mis voces y sueños poco a poco han sido silenciados por la maquinaria implacable del poder y la indiferencia generalizada.

La humanidad, presa de sus propios actos, vaga por el desastroso laberinto de sus propias acciones, sin vislumbrar la salida para poder deshacer los errores cometidos en el pasado. Un futuro incierto se avecina, marcado por la desolación y la incertidumbre. ¿Podría acaso la humanidad redimirse de sus errores y encontrar el camino de regreso a la honestidad y a la luz? ¿O por el vil metal, la comercialización del ocio y un sinfín de majaderías contaminantes, como el despilfarro de la moda, la contaminación causada por los desplazamientos de trafico en pos de  vacaciones, conciertos y un largo etcétera de majaderías, continuará produciéndose sin control y emponzoñando el medio ambiente por el camino de la necedad, víctima de su propia ambición y de sed de poder?

Esta alegoría se refiere a la historia de un planeta enmascarado, un mundo donde la falsedad y la desolación han tomado el control. Una historia que nos invita a reflexionar sobre nuestro propio destino y la responsabilidad que tenemos con el planeta que habitamos. Una llamada a la acción, a la búsqueda de la verdad y la construcción de un futuro más justo y sostenible para todos.
 
 






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