viernes, julio 04, 2025

DOCUMENTAL FILOSOFIA BUDISTA - SIDDHARTHA GAUTAMA

COSAS DE GELY

DOCUMENTAL FILOSOFIA BUDISTA - SIDDHARTHA GAUTAMA

Sumérgete en la profundidad de la Filosofía Budista con este documental, que presenta las vidas y enseñanzas de Siddhartha Gautama, El Buda con una claridad sin precedentes. Este viaje intelectual te llevará desde los orígenes del budismo, hasta sus manifestaciones contemporáneas, explorando principios fundamentales y conceptos clave que han moldeado el pensamiento y la práctica budista.

A través de análisis detallados y entrevistas esclarecedoras, este documental filosófico te invita a reflexionar sobre la iluminación, el vacío, y la meditación. No pierdas la oportunidad de explorar el mundo del budismo. 


 

 

martes, julio 01, 2025

LA CORRUPCIÓN EN LA POLÍTICA

COSAS DE GELY 

LA CORRUPCIÓN EN LA POLÍTICA

A quienes simpatizamos con un partido político, no solo nos mueve la afinidad con unas ideas, sino también la esperanza de ver una sociedad más justa, más humana, más digna. Por eso, cuando se destapan casos de corrupción dentro de nuestras propias filas, el golpe es doble: duele por lo que representa y duele aún más porque traiciona todo aquello en lo que creemos. En el caso del PSOE, partido que ha sido artífice de avances sociales decisivos en la historia de nuestro país (desde la sanidad pública hasta leyes de igualdad, derechos laborales, becas, dependencia y tantas otras conquistas), la decepción es especialmente profunda cuando algunos de los que se visten con sus siglas lo hacen no para servir, sino para servirse.

Ver cómo se infiltran personas sin escrúpulos, que llegan al poder con el único propósito de enriquecerse, es una traición que pesa. Porque esas personas no creen en la política como herramienta de transformación social; la ven como una vía rápida para acceder a influencias, contactos y favores que, una vez activados, acaban beneficiando a quienes pagan por debajo de la mesa. No es casualidad que detrás de muchos de estos escándalos aparezcan grandes empresas, contratistas o lobbies que no quieren competir limpiamente, sino asegurarse contratos públicos manipulando los concursos, desplazando a quienes realmente ofrecen mejores propuestas, más innovadoras o más baratas. En lugar de premiar el mérito, se premia la mordida.

Pero la corrupción no se explica solo por la existencia del corrupto. También está el corruptor. El que tienta, el que ofrece, el que busca abrirse camino no con talento ni esfuerzo, sino con cheques, regalos o favores. Ambos, corrupto y corruptor, son parte del mismo engranaje podrido que ensucia las instituciones y debilita la democracia. Y lo más injusto de todo es que quienes acaban pagando esta descomposición no son ellos. No. Somos los ciudadanos, los que cumplimos las normas, los que pagamos impuestos, los que confiamos en que la política es (o debería ser) un servicio público.

Ahora bien, no todos los que militan en los partidos son iguales. Sería profundamente injusto generalizar o caer en el discurso fácil de “todos son corruptos”, porque no es cierto. Hay muchas personas en el PSOE (como en otros partidos) que trabajan con honestidad, por convicción, por vocación de servicio, dedicando horas y esfuerzos sin recibir nada a cambio. Y es justo reconocer también que el PSOE, consciente del daño que puede causar un solo caso de corrupción, ha asumido mecanismos internos de control. Periódicamente realiza auditorías y revisiones, y cuando detecta irregularidades o conductas inapropiadas, actúa con rapidez: abre expediente, pide el acta y expulsa al implicado, sin titubeos ni protecciones. Porque la limpieza interna no es solo una cuestión de imagen: es una obligación ética.

Es imprescindible aplicar medidas más severas y efectivas en todo el sistema: más transparencia en los procesos de contratación pública, vigilancia ciudadana, protección a los denunciantes, incompatibilidades estrictas entre cargos públicos y sectores privados, y sobre todo, justicia rápida y ejemplar. No puede ser que quienes abusan del poder salgan impunes o con castigos simbólicos. Si la política ha de recuperar el respeto que merece, debe limpiarse por dentro. Y quienes militamos o simpatizamos con un partido honesto, también debemos alzar la voz cuando algo no está bien. Porque callar ante la corrupción, también es una forma de permitirla.

La política no puede convertirse en un refugio para oportunistas. Debe ser, siempre, un espacio para los que creen en el bien común. Lo contrario, lo que hoy vemos tantas veces, solo genera desilusión, rabia y una herida profunda en la confianza ciudadana.

Y cuando esa confianza se rompe, cuando la gente deja de creer en las instituciones y en los partidos, se abre una puerta peligrosa. La frustración y el desencanto pueden convertirse en caldo de cultivo para discursos de odio, autoritarios, extremistas. Ahí es donde la extrema derecha se presenta como salvadora, prometiendo limpieza y orden, mientras recorta derechos, ataca la diversidad y erosiona las libertades. Por eso, luchar contra la corrupción no es solo cuestión de justicia: es también una defensa activa de la democracia. Si no actuamos con firmeza, corremos el riesgo de perder no solo la ética pública, sino también el modelo de convivencia que tanto ha costado construir. La Democracia. 


 

 

 

 

viernes, junio 27, 2025

PSOE - CUANDO EL EGO SUPERA LOS IDEALES

COSAS DE GELY

PSOE - CUANDO EL EGO SUPERA LOS IDEALES

Los "tres traidores": Cuando el ego y la ambición superan los ideales

En toda organización política de largo recorrido, es inevitable que surjan voces disidentes, tensiones internas y desacuerdos estratégicos. Pero cuando estas diferencias se convierten en ataques personales y públicos hacia un compañero de partido, sobre todo si ese compañero es el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, una no puede evitar preguntarse: ¿qué está pasando realmente?

Eso es lo que muchos socialistas y simpatizantes del progresismo se preguntan al ver cómo tres figuras del PSOE, con trayectorias muy diferentes pero con algo en común (su oposición furibunda a Pedro Sánchez) han elegido el camino del enfrentamiento en lugar de la lealtad constructiva. Hablamos del expresidente del Gobierno Felipe González, del presidente de Castilla-La Mancha Emiliano García-Page y del expresidente de Aragón Javier Lambán. Tres nombres con peso, sí. Pero también, tres egos difícilmente reconciliables con la idea de partido como proyecto colectivo.

Felipe González: La envidia del pasado que no acepta el presente

Felipe González fue una figura clave en la historia del PSOE. Nadie puede ni debe negarlo. Pero su tiempo pasó. Lo que sí resulta difícil de entender (o quizá demasiado fácil) es por qué alguien que dirigió el país durante más de una década se siente con derecho a deslegitimar al líder actual, incluso cuando ese líder ha sido refrendado varias veces por las bases del partido y por el voto ciudadano.

El desprecio de González hacia Pedro Sánchez no parece solo político. Tiene un componente profundamente personal, alimentado por la envidia. Pedro Sánchez ha conseguido lo que muy pocos pensaban posible: mantenerse en el poder pese a los ataques internos y externos, y construir una mayoría progresista en uno de los momentos más complejos de la historia democrática reciente. Esa capacidad de resistencia y estrategia ha puesto de relieve la falta de generosidad de González, que en lugar de apoyar a su partido desde la veteranía, parece obsesionado con demostrar que sin él, el PSOE no sabe gobernar. Esa actitud no solo es injusta, sino profundamente arrogante.

García Page: El socialista que nunca lo fue

Emiliano García Page es presidente de Castilla La Mancha, sí. Pero, ¿socialista? Es una pregunta legítima. A lo largo de los años, ha demostrado una afinidad sospechosa con los discursos y posiciones de la derecha, sobre todo cuando se trata de Cataluña, el modelo de Estado o las alianzas parlamentarias del Gobierno.

Su estrategia es clara: sabe que su única forma de mantenerse en el poder en una comunidad tradicionalmente conservadora es ganarse el voto de la derecha más moderada. Y para eso, necesita diferenciarse de Pedro Sánchez, incluso a costa de parecer un portavoz del PP en vez de un dirigente del PSOE. Lo triste de esta maniobra es que refleja una concepción absolutamente utilitaria de la política: los principios se abandonan en cuanto dejan de ser útiles para mantener el sillón. García-Page no es un disidente ideológico, es un oportunista electoral. Y eso es más grave.

Javier Lambán: El resentimiento del que ya no tiene nada que perder

Javier Lambán fue presidente de Aragón. Y lo cierto es que su perfil político, gris y poco carismático, ya no tenía mucho que ofrecer al PSOE. En lugar de retirarse con dignidad o contribuir desde la discreción, ha elegido el camino del resentimiento. Se ha convertido en una voz habitual del discurso rancio y agresivo contra Pedro Sánchez, sin aportar ideas ni propuestas, solo reproches y desprecios.

Su discurso suena vacío, como el eco de una frustración personal más que de una reflexión política. Y eso es lo más triste: su crítica no busca construir, solo castigar. ¿A quién? A quien ha conseguido unir a la izquierda, avanzar en derechos sociales y representar con firmeza a un Gobierno progresista en Europa. ¿Con qué objetivo? Probablemente, con ninguno claro, salvo el de vengarse de su propia irrelevancia actual.

¿Por qué siguen en el PSOE?

Esa es otra pregunta clave. ¿Por qué estos tres personajes siguen vinculados a un partido al que ya no representan ni ideológica ni emocionalmente? La respuesta puede estar en la falta de mecanismos internos más claros de renovación, pero también en algo más simbólico: ellos siguen aferrados al carnet socialista como quien se aferra a un título que ya no significa nada para ellos, pero que todavía les da una mínima cuota de poder y visibilidad.

El PSOE de hoy no es el mismo que el de los 80, y eso es bueno. Es un partido más feminista, más diverso, más consciente del pluralismo territorial, más abierto a las alianzas. Es un PSOE que, con errores y aciertos, ha sabido sobrevivir y adaptarse. Y Pedro Sánchez, guste o no, ha sido el arquitecto de esa transformación.

EL SOCIALIMO DEL FUTURO NO NECESITA LASTRES DEL PASADO

Conclusión: el socialismo del futuro no necesita lastres del pasado

El odio hacia Pedro Sánchez por parte de González, García Page y Lambán no es ideológico: es personal, ególatra y profundamente reaccionario. No toleran que un hombre joven, independiente, valiente y respaldado por las bases haya tomado las riendas de un PSOE que ellos ya no comprenden. Lo triste es que, en vez de hacerse a un lado con dignidad, han optado por convertirse en armas de la derecha y en altavoces del rencor.

Pero el socialismo seguirá adelante. Con sus bases, con sus jóvenes, con sus mujeres, con sus luchas. Y lo hará dejando atrás a quienes solo miran por el retrovisor.
 


 

 

 

jueves, junio 26, 2025

LGBT DIA 28 DE JUNIO (La Caridad Debería Ser Aceptar - Respetar - Amar)

COSAS DE GELY

 
LGBT DIA 28 DE JUNIO (La Caridad Debería Ser Aceptar, Respetar, Amar) 

La Caridad Debería Ser Aceptar, Respetar, Amar...

La vida de cada persona está llena de momentos de descubrimiento, de aceptación y, a veces, de lucha. Vivir de acuerdo con lo que sentimos en lo más profundo de nuestro ser es un derecho fundamental, un derecho que no siempre ha sido fácil de abrazar. A lo largo de la historia, las personas que han sido "diferentes" en su forma de amar o ser, han sido vistas con desdén, condenadas, incluso perseguidas. Pero la verdad es que cada ser humano tiene una identidad única que se refleja en su corazón, su cuerpo y su alma, y esa identidad no debería ser algo por lo que se sienta vergüenza ni miedo.

El budismo, una filosofía de vida basada en la compasión, el entendimiento y la paz interior, no hace distinción sobre la naturaleza sexual de las personas. En su visión, todos los seres humanos son iguales y merecen ser tratados con dignidad y respeto, independientemente de su orientación sexual. Al fin y al cabo, el objetivo del budismo es aliviar el sufrimiento y cultivar el bienestar, por lo que todo acto que cause dolor o daño a otro ser está en desacuerdo con sus principios fundamentales. En este sentido, el amor y la aceptación, en todas sus formas, se ven como expresiones naturales de nuestra humanidad.

Es cierto que en otras tradiciones o instituciones, como la Iglesia Católica, a menudo se ha insistido en el rechazo hacia la homosexualidad, justificando ese rechazo con enseñanzas que, en muchos casos, no se han adaptado a las realidades y necesidades de las personas. La caridad, palabra que tanto se menciona en estos espacios, parece quedar en un segundo plano cuando se trata de aceptar a aquellos que, simplemente por ser quienes son, han sido objeto de juicios y persecuciones. En contraste, hemos sido testigos de la contradicción y el sufrimiento causado por instituciones que predican amor y compasión, pero cuyos actos de abuso y maltrato a los más vulnerables, como las víctimas de pederastia dentro de la Iglesia, siguen siendo una herida abierta. La caridad verdadera no puede ser selectiva, ni puede ignorar el sufrimiento infligido a miles de niños, a quienes se les ha arrebatado su dignidad en nombre de una fe que debería proteger a los inocentes. Este silencio, este doble estándar, nos recuerda lo fundamental que es actuar con coherencia entre lo que se predica y lo que se practica.

En muchos lugares, el camino de aquellos que han decidido "salir del armario" ha sido arduo y doloroso. Sin embargo, también es un acto de valentía, de abrazar la verdad personal y vivirla con dignidad. A pesar de los obstáculos, el amor y el respeto que estas personas buscan no deberían verse como algo fuera de lo común, sino como una expresión legítima del ser humano. Cuando una persona decide ser fiel a sí misma, cuando decide dar a conocer su verdad, está contribuyendo a una sociedad más justa, libre y humana.

 José Luis Rodríguez Zapatero y los derechos de las personas LGTB+

Afortunadamente, en tiempos recientes, hemos visto avances importantes, como los llevados acabo por el expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero, quien, con su lucha por los derechos de las personas LGTB+, logró que muchas de esas voces fueran escuchadas, que muchas personas pudieran finalmente respirar con alivio y ser quienes realmente eran, sin miedo ni vergüenza. Estos avances no solo son un reflejo de un cambio legal, sino de un cambio en la mentalidad colectiva, de un paso hacia una sociedad que valora la libertad, el amor y el respeto, sin importar cómo se elija vivir o amar.

La realidad es que todos, independientemente de nuestra orientación o identidad, compartimos el mismo deseo: vivir en paz, ser aceptados tal como somos y encontrar nuestra felicidad. Vivir según nuestra intuición, nuestra verdad, sin hacer daño a los demás ni a nosotros mismos, es lo que verdaderamente importa. El amor y el respeto son las bases sobre las cuales debemos construir nuestras relaciones, y eso no depende de quién amemos, sino de cómo elegimos vivir y cómo elegimos tratar a los demás.

Es vital recordar que lo que hace mal a otro no es el amor, sino el odio, el miedo y el rechazo. La humanidad necesita más aceptación, más comprensión, más apertura. La verdadera caridad es amar al prójimo sin juzgar, entender sin condenar y aceptar sin cuestion. 

LA IGLESIA DEBERÍA PRACTICAR LO QUE PREDICA, PERO NO PUEDE, PORQUE ESTÁ POLITIZADA Y ES DE DERECHAS 

 

 

 

sábado, junio 21, 2025

DEBERÍA UN POLITICO ANTES DE IR EN UNA LISTA HACERSE UN EXAMEN PSQUIÁTRICO

COSAS DE GELY
  
DEBERÍA UN POLITICO ANTES DE IR EN UNA LISTA HACERSE UN EXAMEN PSQUIÁTRICO 
 
¿Deberían los políticos pasar un examen psiquiátrico antes de presentarse a elecciones?

Cada vez que escuchamos hablar de un escándalo de corrupción, de un político cuyo comportamiento deja mucho que desear o de aquellos que se aferran al poder a toda costa, muchos nos preguntamos si realmente las personas que ocupan cargos públicos están en las condiciones adecuadas para ejercer funciones de responsabilidad. Y es que, si algo está claro, es que un puesto público requiere de personas con cualidades humanas y emocionales estables, que sean capaces de tomar decisiones que afecten a millones de ciudadanos sin que sus intereses personales o su salud mental interfieran.

Imaginemos por un momento que, por ley, todos los partidos políticos tuvieran que someter a un exhaustivo examen psicológico y psiquiátrico a aquellos que deseen formar parte de sus listas electorales, ya sea a nivel nacional, autonómico, municipal o europeo. Exámenes que, además de evaluar la estabilidad emocional de los candidatos, también busquen determinar si tienen la capacidad para gestionar la presión, el poder y el bienestar colectivo. ¿No sería esto lo más lógico? Después de todo, ¿quién querría que alguien en un cargo de alto nivel, esté mentalmente inestable o manipulado por intereses oscuros?

Lo cierto es que, en muchos casos, parece que los partidos políticos priorizan el poder sobre las personas. Nos encontramos con figuras que, más allá de sus propuestas o cualidades políticas, terminan destacando por sus comportamientos, sus relaciones sospechosas o sus actitudes que rayan en lo inaceptable. Casos como los de Koldo, Ábalos o Cerdán, por ejemplo, han sido un claro reflejo de cómo el PSOE ha tomado cartas en el asunto. Cuando se descubrieron vínculos con la corrupción o comportamientos cuestionables, el PSOE no dudó en expulsarlos del partido y pedirles que abandonaran el acta de diputados. Sin embargo, esta actitud tan clara y firme en un partido, contrasta con la pasividad que vemos en otras formaciones, como el PP, que nunca actúa con la misma contundencia cuando se trata de sus propios miembros.

Tomemos como ejemplo al PP, uno de los partidos que, a menudo, exige altos estándares éticos a sus adversarios, como si ellos mismos estuvieran libres de manchas. Pero la realidad es otra. Este mismo partido ha estado rodeado de numerosos casos de corrupción, muchos de ellos judicialmente abiertos. La trama Gürtel, el caso Bárcenas o el caso Lezo, por citar solo algunos, son solo la punta del iceberg de una larga lista de escándalos que involucran a personajes de renombre dentro del PP. Si esto es asi.
¿Por qué entonces, no se aplican las mismas normas éticas y de transparencia que exigen al PSOE en el caso de Koldo y otros implicados?

Si el PP pide a gritos la dimisión de sus rivales por casos de corrupción, ¿no deberían ser igualmente rigurosos con sus propios miembros? La política debe ser, por encima de todo, un espacio para la honestidad, la responsabilidad y la transparencia. No es justo que se aplique una vara de medir diferente dependiendo del partido al que se pertenezca. Y esto esprecisamente, lo que el PP, injustamente lleva haciendo con sus adversarios, desde que existe como partido político. 
 
Por último, y para rematar el círculo de la hipocresía política, tenemos el caso de Alberto González Amador, el actual novio de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid. Este hombre está imputado por fraude fiscal, administración desleal, facturas falsas y corrupción en sus negocios. Y, sin embargo, parece que su vinculación con el entorno político madrileño no ha levantado las alarmas como debería. ¿Es que acaso los lazos familiares y sentimentales con figuras de poder pueden pasar desapercibidos o justificarse por encima de la ley?

La ética en la política debe ser universal, sin importar el partido ni las relaciones personales. Los ciudadanos merecen representantes que no solo estén capacitados intelectualmente, sino que también tengan la estabilidad emocional y ética para ejercer su cargo de manera ejemplar. Un examen psicológico y psiquiátrico para los candidatos no parece tan descabellado, si realmente queremos políticos con los pies en la tierra, que no solo representen sus intereses personales, sino el bien común.

Al final del día, la política debería ser un servicio público, no un trampolín para intereses personales o mafias encubiertas. El poder debe estar en manos de aquellos que realmente puedan gestionarlo de manera correcta, no en las de aquellos que lo ven como una forma de enriquecimiento o de juego.
 
 
La política debería ser transparente y justa, y si un partido tiene un discurso de ética y moralidad, debería demostrarlo también con sus propios miembros, no solo con los rivales. Lo que el PSOE hace con sus corruptos, el PP también debería hacerlo. Es cuestión de coherencia.

Esta reflexión debería ser un buen recordatorio, de que en la política, las acciones deben hablar más que las palabras, y es ahí, donde partidos como el PP, siguen fallando. 
 
El PP de Feijóo acumula actualmente 28 juicios abiertos por corrupción, con más de 150 cargos públicos implicados. Entre las macrocausas más mediáticas figuran Gürtel, Púnica, Lezo, Kitchen, Erial, Novo Carthago, el Campus de la Justicia de Madrid y la desaladora de Escombreras en Murcia, además de otros procedimientos menores. La magnitud de las tramas y la relevancia de los implicados -que incluyen a exministros, expresidentes autonómicos y altos cargos- sitúan al PP ante un escenario judicial sin precedentes. 
 




jueves, junio 19, 2025

PARA QUE NACIÓ EL BUDISMO

COSAS DE GELY

PARA QUE NACIÓ EL BUDISMO
 
El budismo no nació con la intención de convertirse en una doctrina política. Surgió, más bien, como una vía para comprender el sufrimiento y encontrar una forma de vida serena, lúcida y compasiva. Sin embargo, sus enseñanzas, centradas en la naturaleza de la mente, la ética y la interdependencia de todos los seres, han tenido consecuencias políticas profundas, incluso sin proponérselo.

Cuando el Buda enseñó que la causa del sufrimiento humano es el deseo egoísta, la aversión y la ignorancia, no hablaba solo del sufrimiento interior de cada individuo, sino también del sufrimiento que se manifiesta en las estructuras sociales: en la desigualdad, la injusticia, el abuso de poder. Sin proclamar revoluciones ni levantar banderas, el budismo ofreció una visión radicalmente diferente del poder: no como dominación, sino como responsabilidad ética. Desde esta perspectiva, gobernar no es imponerse sobre otros, sino actuar con sabiduría para aliviar el sufrimiento colectivo.

3En la tradición budista más antigua, la comunidad de monjes y monjas era guiada no por jerarquías rígidas, sino por el respeto mutuo, el debate consciente y el consenso. Las decisiones se tomaban en asambleas donde todos podían hablar, y el silencio no era ignorancia, sino parte del proceso de escucha. Este modelo, basado en la humildad y la claridad interior, ofrecía un ejemplo de cómo una comunidad puede organizarse sin caer en la lucha de egos ni en la imposición de unos sobre otros.

El budismo no promueve ningún sistema político específico, pero sus valores son claros. La compasión es prioritaria. La vida humana, y toda forma de vida, merece respeto. La violencia, aunque a veces inevitable en los procesos históricos, no es nunca deseable ni glorificada. El poder debe ejercerse con conciencia, no como privilegio, sino como deber de servicio. Estas ideas han inspirado a lo largo de la historia tanto a líderes como a pueblos.

Uno de los ejemplos más conocidos es el del emperador Ashoka, en la India antigua. Tras una sangrienta guerra, Ashoka se convirtió al budismo y dedicó el resto de su reinado a la construcción de hospitales, escuelas, caminos, y a la difusión de la paz como valor estatal. Sin abandonar su poder, lo transformó desde dentro, demostrando que una gobernanza basada en principios éticos era posible.

Con el paso de los siglos, el budismo se adaptó a muchas culturas y sistemas políticos. En algunos lugares se vinculó estrechamente al poder estatal, como en Tíbet o Tailandia. En otros, fue reprimido o marginado. Pero en todos los casos mantuvo una raíz común: la búsqueda de un mundo menos condicionado por el egoísmo y más guiado por la lucidez. En el siglo XX, esta raíz encontró nuevas expresiones. Surgió el budismo comprometido, una forma de práctica que no se limita a la meditación o al retiro, sino que se involucra en la transformación social. Monjes y laicos comenzaron a hablar de pobreza, opresión, violencia y medio ambiente, no desde la confrontación, sino desde el compromiso ético.

En India, millones de personas consideradas intocables encontraron en el budismo una salida digna a siglos de exclusión. En Vietnam, en medio de la guerra, monjes caminaron por campos devastados para alimentar a niños y consolar a los moribundos. En Occidente, surgieron voces que aplicaron los principios del Dharma a la política, la economía y la ecología. No como ideologías cerradas, sino como prácticas abiertas a la vida real.

La visión budista no divide el mundo en amigos y enemigos. Su noción de interdependencia nos recuerda que no somos islas, que toda acción tiene consecuencias, que no hay bienestar personal posible si el entorno colectivo está en sufrimiento. Por eso, una política inspirada en el budismo no puede ser partidista, ni excluyente, ni basada en el miedo o en el odio. Es una política que parte de la compasión, del deseo sincero de que todos los seres encuentren paz y libertad.
 
En tiempos como los actuales, en los que las sociedades parecen desgarrarse entre el ruido, el conflicto y la prisa, el budismo no propone soluciones técnicas, pero sí ofrece una dirección clara: actuar desde el silencio interior, desde la observación atenta, desde la renuncia al yo como centro. Esa orientación puede aplicarse tanto en la vida personal como en la vida pública.

Una política basada en el budismo sería menos espectacular y más cuidadosa. Sería una política sin gritos, sin enemigos inventados, sin promesas vacías. Sería una forma de gobernar que busca el bien común sin olvidar el respeto por la individualidad, que protege la tierra sin explotarla, que pone la sabiduría por encima de la astucia, y la compasión por encima del poder.

Y quizás lo más importante: no se trataría solo de transformar los sistemas, sino de transformarse a uno mismo. Porque, como enseñó el Buda, no hay paz duradera fuera si no nace primero en el corazón de cada ser humano. Y desde ese corazón tranquilo, es desde donde puede surgir, de forma natural y humilde, una nueva forma de convivencia. 
 

 
 
 
 
 

miércoles, junio 11, 2025

LA ERA DEL ANTROPOCENO Y EL PERMAFROST

COSAS DE GELY

LA ERA DEL ANTROPOCENO Y EL PERMAFROST

Nos estamos quedando sin tiempo

A veces me pregunto si el ser humano se ha creído el dueño del mundo. Si, en algún momento de nuestra historia, olvidamos que la Tierra no nos pertenece, sino que somos nosotros quienes pertenecemos a ella
.

Durante siglos, hemos arrancado del suelo todo lo que hemos querido. Carbón, petróleo, gas… como si el planeta no tuviera límite, como si fuera una mina infinita dispuesta a darnos sin cesar. Y ahora, con las manos manchadas de humo y la conciencia dormida, seguimos como si nada pasara. Seguimos defendiendo las mismas energías que nos han traído hasta el borde del abismo. Políticos como Donald Trump en Estados Unidos o Alberto Núñez Feijóo en España insisten en mirar hacia atrás, abrazando las energías fósiles y la nuclear, mientras el mundo arde, se inunda, se rompe. Ellos van a lo suyo como si no lo supieran. Como si no lo vieran.

Pero no es ignorancia. Es irresponsabilidad. Es cobardía. Es una rendición disfrazada de liderazgo.

Los polos, esos gigantes blancos que durante millones de años regularon el equilibrio del clima, se están derritiendo. Ya no es una predicción, es un hecho. Cada año se pierde más hielo, y con él, desaparecen especies, sube el nivel del mar, y se altera el delicado latido de la Tierra. Hay poblaciones costeras que ya están viendo cómo el océano avanza, cómo la sal devora los cultivos, cómo sus casas se llenan de agua. No es ciencia ficción. Es real. Está pasando ahora mismo.
EL PERMAFROST EL ENEMIGO SILENCIOSO

Y hay algo más peligroso, más silencioso, más olvidado: el permafrost. Esa capa de tierra helada que durante milenios ha estado congelada en las regiones más frías del planeta. Allí dentro duerme algo que no entendemos del todo. Virus antiguos, desconocidos para la ciencia, atrapados desde hace miles de años. Algunos tan antiguos que nuestro sistema inmunológico nunca ha tenido que enfrentarse a algo parecido. Si ese hielo se derrite (y ya ha empezado a hacerlo) no sabemos qué puede pasar. Nadie lo sabe. Y aun así seguimos actuando como si el tiempo no importara.
FELIX RODRIGUEZ DE LA FUENTE Y EL ANTROPOCENO

Este es el mundo del Antropoceno, una era en la que el ser humano se ha convertido en la mayor fuerza geológica del planeta. Una era marcada por la huella devastadora de nuestra especie: incendios, huracanes cada vez más intensos, extinción masiva de animales, contaminación de mares y cielos… todo porque decidimos que era más importante el crecimiento económico que la vida misma. Pero el planeta no necesita de nuestra economía para sobrevivir. Nosotros sí necesitamos de un planeta sano para vivir.

Me duele ver cómo algunos líderes, con pleno conocimiento de la gravedad de la situación, siguen negando lo evidente. ¿Qué clase de personas pueden mirar a sus hijos, a sus nietos, y continuar firmando acuerdos que alimentan el colapso climático? ¿Qué futuro les están dejando?

Este no es un problema del futuro. Es el presente. Es ahora. Y lo que hagamos (o dejemos de hacer) en esta década determinará si aún queda una oportunidad.


No podemos seguir esperando que los poderosos actúen por conciencia, porque muchos de ellos ya han demostrado que no la tienen. Pero sí podemos alzar la voz, exigir, no callarnos. Porque aún hay tiempo de frenar lo peor. Aún hay tiempo de cambiar, pero se está acabando.
 
A esos gobernantes que siguen apostando por la destrucción disfrazada de progreso, quiero decirles: serán recordados no por lo que prometieron, sino por lo que destruyeron. No habrá historia que los absuelva. La Tierra tiene memoria, y también la tendrán quienes hereden el desastre que ustedes ayudaron a crear.



 
 
 
 

jueves, junio 05, 2025

QUIZÁS NO NECESITAMOS TANTO

COSAS DE GELY 

QUIZÁS NO NECESITAMOS TANTO

Quizás no necesitamos tanto

A lo largo de la vida, muchas personas terminan rodeadas de cosas que en realidad no necesitan.
Objetos, pantallas, hábitos, aparatos… cosas que han ido acumulando con la idea de que son indispensables para vivir bien, para estar al día, para no quedarse atrás. Pero cuando se mira con calma, cuando se baja el volumen del mundo y se observa con sinceridad, se empieza a notar que muchas de esas cosas no solo son innecesarias, sino que también hacen daño.

Una de las más comunes es el teléfono móvil.
Durante años se ha convertido en una extensión de la mano. Se usa para casi todo: comunicarse, entretenerse, informarse, escapar. Pero ese mismo aparato que parece útil, también puede robar presencia y descanso. Estar pendiente de mensajes o notificaciones todo el día genera ansiedad, fatiga y una constante sensación de estar “a medio camino” entre lo que se hace y lo que se espera.


Las redes sociales son otra fuente silenciosa de agotamiento. 
Al principio parecen inofensivas, incluso alegres. Pero el constante desfile de vidas aparentemente perfectas, logros, fiestas, cuerpos ideales y sonrisas sin pausa, termina generando comparación, insatisfacción y hasta tristeza. Se olvida que lo que se muestra no es la vida real, sino una versión editada. A muchas personas les cuesta recordarlo, y eso las deja con la sensación de que su vida no es suficiente.


La televisión también tiene su lugar en esta historia.
Encendida todo el día, muchas veces solo llena el espacio. Pero gran parte de su contenido está hecho para generar preocupación, para vender, para mantener la atención mediante el miedo o la exageración. Escuchar malas noticias constantemente, o dejarse arrastrar por programas vacíos, deja el ánimo por el suelo y la mente sobrecargada.

En los hogares también se acumulan objetos que ya no tienen sentido: ropa que no se usa, cosas guardadas “por si acaso”, regalos que se conservan por compromiso. Todo eso ocupa espacio físico y mental. Vivir rodeado de cosas que ya no se necesitan genera cansancio, confusión y una sensación de desorden interior. Cuando se empieza a soltar, a regalar, a tirar o a dejar ir, se descubre que menos es más.

También están las compras impulsivas. Muchas veces no se hacen por necesidad, sino por ansiedad, por costumbre o por una sensación de vacío difícil de explicar. Se compra algo para sentirse mejor, pero el alivio dura poco, y el objeto termina en una estantería sin uso. Las compras no solucionan lo que le duele al alma. Lo que se necesita cuando uno se siente solo o triste, rara vez está en una tienda.

Hoy en día también hay una aplicación o un aparato para todo: para dormir, para respirar, para caminar, para pensar. La tecnología puede ser útil, claro. Pero cuando se depende demasiado de ella, se olvida que el cuerpo y la mente ya saben hacer muchas de esas cosas sin ayuda. Caminar sin medir los pasos, dormir sin una app, respirar sin un recordatorio. Volver a lo simple puede ser más sano que seguir añadiendo dispositivos a la vida.

Y hay algo que tal vez es lo más importante de todo:
Estar siempre conectados no significa estar presentes.
Muchas veces, mientras se mira el teléfono, se pierde una conversación. Mientras se ve una pantalla, se olvida de escuchar al que está al lado. La conexión constante nos aleja de lo que ocurre aquí y ahora. Comer con atención, hablar sin distracciones, sentarse en silencio… eso también es vivir.


Con el paso del tiempo, muchas personas se dan cuenta de que lo que necesitan para estar bien no es una larga lista de cosas, sino algunas pocas y verdaderas:
tranquilidad, tiempo sin interrupciones, vínculos sinceros, momentos simples.
Y eso no se compra, no se descarga, no se actualiza.


Quizás no necesitamos tanto.
Quizás lo que hace falta no es llenar, sino soltar.
No sumar más objetos, sino recuperar lo que de verdad importa: la calma, la presencia, la vida sin apuro.

Y nunca es tarde para empezar a hacerlo. 

 


 

 

 

 

viernes, mayo 30, 2025

LA NARIZ DE FEIJOÓ Y LA LUCHA ENTRE LA VERDAD Y LA MENTIRA

COSAS DE GELY
LA NARIZ DE FEIJOÓ Y LA LUCHA ENTRE LA VERDAD Y LA MENTIRA
 
Narración que relata la historia de un político desesperado por llegar al poder, y como se le está haciendo dificil  conseguirlo, no repara en inventarse todo tipo de mentiras contra el actual presidente, sus socios de gobierno y todos aquellos que apoyan las decisiones que este toma. Es por dicho motivo que, al igual que le crecía la nariz al muñeco del cuento por decir mentiras, a Feijoó parece ser que le está ocurriendo lo mismo
 
La verdad en juego: el peligro de tener una nariz desmesurada en un rostro que miente

En España, donde la historia reciente ha sido escrita a pulso por quienes decidieron poner el bien común por delante de los intereses de partido, se libra hoy una batalla más profunda que la meramente electoral: la lucha entre la verdad y la mentira.

El actual presidente, Sanchez, ha demostrado que es posible gobernar con honestidad, sin estridencias, y logrando resultados reales que han mejorado la economía y la vida de millones de personas. Bajo su liderazgo, España ha crecido en empleo, ha reforzado su red de protección social, ha estrechado lazos internacionales sin perder autonomía, y ha devuelto la dignidad a sindicatos y trabajadores.

Su modelo de país es claro: uno que no deja atrás a nadie.
Sin embargo, frente a esta política del compromiso y el trabajo silencioso, se alza un proyecto completamente opuesto: el de Feijoó.

Feijoó representa algo más que una candidatura. Es el rostro de una estrategia basada en la distorsión, en la exageración, en el ataque constante y en una ambición desmedida que, de tanto crecer, parece haber perdido conexión con la realidad. Su discurso no se apoya en propuestas ni resultados, sino en una narrativa construida a base de falsedades, manipulaciones y ataques personales.

Lo más alarmante no es que mienta. Es que hace de la mentira su principal herramienta política. No importa que su partido arrastre décadas de condenas judiciales, sentencias firmes y casos de corrupción que lo convierten en el más deshonesto de la historia democrática de España. Él sigue adelante, sin asumir nada, sin pedir perdón, y, lo que es más peligroso, fingiendo representar un cambio que no existe.

No hay mayor riesgo para una nación que entregar el poder a quien desprecia la verdad.

Porque un presidente que miente no solo desgasta la democracia: la desmantela.

La mentira como método de gobierno erosiona la confianza pública, polariza a la sociedad, divide a los medios, desacredita a las instituciones y convierte la política en un circo de acusaciones constantes donde el ruido reemplaza a las soluciones.

Y si eso ocurre, España no solo retrocederá en derechos, en estabilidad y en justicia. Lo hará también en espíritu. Porque cuando la verdad desaparece del debate público, también desaparece la esperanza.

Hoy más que nunca, no se trata solo de elegir un candidato.
Se trata de elegir entre dos formas de entender la política:
Una basada en el trabajo, la honestidad y los hechos.
Y otra basada en la manipulación, la ambición y el engaño.

Y la pregunta que queda para los ciudadanos es tan sencilla como decisiva:

¿Queremos un país que se construya sobre hechos… o sobre una nariz que crece cada vez que habla?
¿Queremos que represente a nuestro país un "señor" entre comillas, que llama capo al presidente de España, cuando el los tiene por amigos y ha convivido con ellos? Les dejo esta noticia el contrabandista gallego Marcial Dorado, amigo de Feijoó.


 
 
 
 
 
 
 

martes, mayo 27, 2025

CRÓNICA DE UN MUNDO QUE TIEMBLA PARTE III - (¿Tiene salida este mundo?)

COSAS DE GELY

CRÓNICA DE UN MUNDO QUE TIEMBLA PARTE III - (¿Tiene salida este mundo?)

Crónica de un Mundo que Tiembla: Parte III – ¿Tiene salida este mundo?

La respuesta no es simple, pero tampoco desesperada. Sí, hay caminos posibles. Pero no mágicos, ni rápidos, ni fáciles. Implican dolor, coraje y una profunda transformación en la forma en que vivimos y entendemos la vida.

¿Qué podría cambiar el rumbo?

Reeducar el alma colectiva: Necesitamos enseñar desde niños que la vida humana vale lo mismo en Nueva York que en Gaza. Que un bosque vale más que el oro escondido bajo sus raíces. Que la compasión no es debilidad, sino inteligencia emocional.

Reparar la justicia internacional: El mundo necesita un sistema donde ningún líder (por poderoso que sea) esté por encima de la ley. Putin, Netanyahu, Trump y otros deben enfrentar las consecuencias si cometen crímenes. Pero eso requiere valentía y unidad de los pueblos, no solo de los gobiernos.

Reconstruir el nosotros: La política solo cambiará si la ciudadanía se organiza. Movimientos sociales, nuevos liderazgos éticos, tecnología al servicio del bien común. Eso ya está pasando en algunos lugares, aunque los focos no lo muestren.

Vivir con menos, vivir mejor: Si seguimos midiendo el éxito por el consumo y no por la dignidad, repetiremos el ciclo. Hay que construir una nueva economía: regenerativa, humana, descentralizada. No solo sobrevivir: aprender a convivir.

Final: Todavía queda luz

Es de noche en muchas partes del mundo. Pero incluso en la noche, hay fuego. En Gaza, una madre canta a su hija entre las ruinas. En Rusia, una periodista escribe a escondidas. En Estados Unidos, un joven afroamericano se presenta como candidato con un discurso de unidad. En África, mujeres campesinas protegen la tierra como si fuera su propio cuerpo.

La historia no está cerrada. El final no está escrito.

Y mientras tú lees esto, mientras alguien más escucha, comparte, actúa, nace otra posibilidad.
 


 

 

  

domingo, mayo 25, 2025

CRÓNICA DE UN MUNDO QUE TIEMBLA PARTE II (El Miedo como Gobierno)

COSAS DE GELY
CRÓNICA DE UN MUNDO QUE TIEMBLA PARTE II (El Miedo como Gobierno)

"Crónica de un Mundo que Tiembla" – Parte II: El Miedo como Gobierno
 
Gobernar con Miedo: las sombras de Putin, Trump Netanyahu y otros señores del siglo XXI

Hay una manera de gobernar que no necesita tanques en las calles: basta con miedo. Vladimir Putin lo ha perfeccionado. En Rusia, el miedo no se grita; se susurra. Porque quien alza la voz puede desaparecer, ser acusado de traición, morir envenenado o preso por décadas. Y mientras tanto, desde la televisión estatal, se repite que Rusia está rodeada, amenazada, que necesita un “líder fuerte”. Que todo es por el bien de la patria.

El miedo, en manos de los poderosos, es una droga que adormece a los pueblos.

Trump lo entiende también. Usa otras palabras, pero el mismo veneno. Habla de “ellos” contra “nosotros”. “Ellos” son los inmigrantes, los críticos, los diferentes. “Nosotros”, los “buenos americanos”, blancos, cristianos, fuertes. Promete muros, castigos, venganzas. Y muchos lo aplauden. No porque sean malos, sino porque están cansados, asustados, confundidos.

Netanyahu, por su parte, se presenta como protector de su pueblo, incluso si eso significa aplastar a otro. Usa el horror de ataques pasados para justificar el castigo colectivo de un pueblo entero. Así, mientras Gaza se desangra, él gana puntos en las urnas. Es la vieja fórmula del “enemigo necesario”.
 
Las paredes invisibles

Este miedo no vive solo en los países autoritarios. Vive también en democracias agotadas. En barrios donde la policía no protege, sino que amenaza. En trabajos donde si hablas, te despiden. En redes sociales donde se lincha al diferente, y en las noticias donde el drama humano se mide por su valor comercial.

Hay paredes invisibles que nos separan: entre ricos y pobres, entre el Norte y el Sur, entre los que mandan y los que apenas sobreviven. Son muros mentales, emocionales, que nos hacen creer que no hay salida. Que siempre ha sido así.
 
La Parte III – ¿Tiene salida este mundo? Proximamente.

 

 



sábado, mayo 24, 2025

CRÓNICA DE UN MUNDO QUE TIEMBLA - Parte I (El Rumor de la tierra)

COSAS DE GELY

 
"Crónica de un Mundo que Tiembla" 
Parte I: El Rumor de la Tierra

Mi nombre es cualquiera. Podría ser el tuyo. Vivo en este mismo planeta, donde el sol todavía sále cada día, aunque a veces lo haga sobre escombros, sobre niños con hambre, sobre políticos que sonríen mientras otros lloran.

Este es un relato que no empieza con una guerra, ni con una tragedia. Empieza con un susurro. Un susurro que recorre las calles de Gaza, atraviesa las ruinas de Ucrania, se cuela por las montañas de Haití, y llega hasta los rascacielos de Nueva York o Moscú. Es el susurro de millones que preguntan: “¿Por qué?”

Gaza: donde los sueños no alcanzan la adultez

Imagina un niño llamado Ahmed. Tiene ocho años y vivía con sus padres cerca de Rafah, en Gaza. Ya no vive allí. Ya no vive en realidad. Murió de hambre. No porque no hubiera comida en el mundo, sino porque su mundo fue reducido a ruinas por bombas, por bloqueos, por decisiones que otros tomaron desde escritorios con aire acondicionado.

Las tierras que daban pan están ahora quemadas. Los hospitales que salvaban vidas, reducidos a polvo. Gaza es hoy una herida abierta que grita, mientras algunos líderes (como Netanyahu) plantean “planes de reubicación” que no son otra cosa que exilio forzado, desarraigo, y olvido. Todo, con la bendición de otros como Donald Trump, que piensa que las soluciones se compran o se imponen.

La Justicia que nunca llega

En La Haya, el Tribunal Penal Internacional intenta emitir órdenes de arresto. “¡Alto!”, dicen. “¡Esto no es justicia, es política!”, responden algunos. Netanyahu desafía al tribunal. Trump amenaza con retirar apoyo. Putin se ríe desde Moscú, donde se reelige con un 87% de votos en un país donde muchos opositores ya no están vivos para votar.

¿Y la justicia? La justicia camina lenta, con los pies heridos. Porque donde manda el poder, la ley se convierte en una herramienta para los fuertes y un castigo para los débiles.

Los Amos del Mundo

Las grandes corporaciones siguen haciendo negocios. Empresas que destruyen selvas en el Amazonas o contaminan ríos en África siguen creciendo, mientras los pueblos originarios son desplazados o asesinados. No salen en las noticias. No son trending topic. Pero existen. Son la base de nuestra ropa barata, de nuestros teléfonos inteligentes, de nuestro silencio cómodo.

Mientras tanto, el Sur Global (esos países empobrecidos por siglos de saqueo y colonialismo) carga con los residuos de la riqueza de otros. Y cuando alguien alza la voz, se le llama terrorista, o se le calla con balas o tratados comerciales que matan sin disparar.

La Tierra también grita

El planeta, como un viejo sabio agotado, nos manda señales. Inundaciones, incendios, sequías. Nos grita que no puede más. Pero seguimos cavando, explotando, comprando, desechando. Como si tuviéramos otro mundo de repuesto. Como si los nietos de Ahmed no fueran también nuestros.

Hasta aquí, esta es la primera parte del relato. En las segunda parte, abordaré el papel de los medios, la hipocresía internacional, la indiferencia cotidiana, y también (porque no todo está perdido) los pequeños actos de resistencia, de dignidad, de luz.


miércoles, mayo 14, 2025

PEPE MUJICA CON EL CORAZÓN POR DELANTE

COSAS DE GELY

 

PEPE MUJICA  CON EL CORAZÓN POR DELANTE

Hoy es un día muy triste. Se ha ido José Mujica, un ser humano al que he admirado siempre. Su partida no es solo la de un expresidente; es la de un hombre que fue coherente hasta el último día de su vida con sus ideas, que vivió con humildad, sin máscaras, sin ambiciones egoístas, y con una honestidad cada vez más rara de encontrar en este jodido mundo.

Mujica no se dejó tentar por el poder. Fue un político distinto: sencillo, profundamente humano, movido por la realidad que veía en la calle, en el campo, en el mundo. Vivía como pensaba, y eso lo convirtió en un símbolo de integridad. Mientras otros hablaban de justicia, él la practicaba; mientras muchos se enriquecieron, él daba; y mientras otros buscaban ser admirados, él se limitaba a servir.

Hoy siento que se ha ido alguien que representaba lo mejor de nosotros. Un referente moral, un alma libre, un hombre cuya grandeza estuvo en la sencillez. Su vida fue un acto de amor por los demás, y su ejemplo quedará siempre como un faro para quienes creemos que otro mundo es posible, si se camina con el corazón por delante.

Gracias, Pepe, por mostrar que se puede ser un líder sin perder el alma. Hasta siempre.


 

 

 

LA VIDA EN TODOS SUS ASPECTOS

COSAS DE GELY

LA VIDA EN TODOS SUS ASPECTOS

La vida es una experiencia compleja, contradictoria y a veces injusta, que nadie elige comenzar pero todos se ven obligados a transitar. Desde el primer instante, las personas no nacen iguales. Esa desigualdad, lejos de ser solo una frase hecha, tiene raíces profundas en el lugar donde se nace, en la cultura que nos rodea, en el género que se nos asigna, en el sistema político que gobierna, en el entorno económico, en las creencias religiosas que se heredan y, por supuesto, en la familia que nos acoge o nos rechaza.

El sexo y la diferencia marcada desde el nacimiento

Desde el mismo momento en que nace, a una persona se le impone una etiqueta: hombre o mujer. Y aunque biológicamente esto responda a diferencias físicas, socialmente marca caminos separados. A los hombres se les ha enseñado por siglos a no mostrar emociones, a ser proveedores, a dominar. A las mujeres se les ha enseñado a cuidar, a obedecer, a ceder. Estas normas no escritas han formado sociedades en las que uno de los sexos siempre parte con ventaja. En muchas regiones del mundo, las mujeres siguen sin poder decidir sobre sus propios cuerpos, sin acceso igualitario a la educación o a cargos de poder. Y en otras, los hombres sufren en silencio por una identidad que no les permite mostrarse vulnerables, temiendo ser señalados por simplemente sentir.

El lugar de nacimiento y las diferencias abismales

Nacer en una ciudad con hospitales, escuelas y comida disponible no es lo mismo que nacer en una aldea sin agua potable, sin electricidad, rodeada de violencia o pobreza extrema. Hay quienes crecen con la posibilidad de soñar y otros que solo pueden pensar en sobrevivir. Esto no es cuestión de méritos personales. Es el resultado de siglos de colonización, saqueo, guerras y decisiones políticas que favorecieron a unos y condenaron a otros. El sistema económico mundial está diseñado para mantener estas diferencias. Y aunque algunas personas logren “salir adelante”, muchas otras quedan atrapadas en un ciclo que las castiga incluso antes de nacer.

La familia: primer molde de la vida

La familia es el primer entorno que forma o deforma. Si hay afecto, cuidado y comprensión, una persona puede desarrollarse con cierta seguridad emocional. Pero si lo que hay es violencia, abandono o humillación, esa persona crecerá con heridas que le afectarán en sus relaciones, en su autoestima, en su forma de ver el mundo. Muchas veces las familias transmiten patrones que se repiten generación tras generación, sin cuestionarse si son justos, sanos o útiles. Y cuando se combina una familia disfuncional con un entorno hostil, la vida se vuelve cuesta arriba desde los primeros pasos.


La religión: guía espiritual o arma de control

La religión ha sido uno de los pilares más influyentes en la historia humana. Para millones de personas, ha sido consuelo, guía moral, esperanza. Pero también ha sido herramienta de control, fuente de conflictos, excusa para la opresión. Algunas religiones predican la paz pero históricamente han promovido guerras. Otras hablan de amor mientras excluyen y condenan a quienes piensan diferente. Y muchas veces, quienes no creen en nada son tratados con desconfianza o desprecio, como si la fe fuera la única forma de tener valores.


No importa si una persona cree o no. Lo que importa es cómo vive esa creencia. Hay ateos más compasivos que muchos creyentes, y hay creyentes que usan su fe como excusa para el odio. La verdadera espiritualidad no se mide por rituales, sino por la forma en que uno se comporta con los demás.

El estado civil: caminos distintos, presiones distintas

Ser soltero, casado, divorciado, viudo o tener hijos cambia radicalmente la experiencia de la vida. En muchas sociedades, estar casado sigue siendo visto como sinónimo de éxito emocional, mientras que la soltería se asocia con fracaso o egoísmo. Ser madre se sigue presentando como el destino “natural” de toda mujer, y quien no tiene hijos muchas veces es cuestionado. Pero la realidad es que cada elección tiene sus propias alegrías y sufrimientos. El problema no es el estado civil, sino las expectativas sociales que se imponen sobre él.

La política: el poder que decide nuestras vidas

Pocas cosas afectan tanto nuestra vida como la política. Y sin embargo, muchas personas no lo entienden o lo ignoran. La política decide cuánto ganamos, qué derechos tenemos, si accedemos a salud o educación, si estamos protegidos ante una injusticia o si somos olvidados por el sistema.


Existen muchos tipos de sistemas políticos, pero no todos benefician a la mayoría. Las democracias, aunque ideales en papel, muchas veces son secuestradas por intereses económicos. La corrupción convierte a los gobiernos en maquinarias de poder que no representan a la gente. Las dictaduras eliminan las libertades. El neoliberalismo, que convierte todo en negocio, ha causado desigualdades extremas, privatizando servicios esenciales y convirtiendo los derechos en productos.

La mejor política es aquella que distribuye con justicia, que garantiza igualdad de oportunidades, que respeta a las minorías, que protege a la infancia, que invierte en salud y educación. Pero eso no ocurre sin lucha. La historia muestra que todos los derechos que hoy existen fueron ganados a base de esfuerzo y sangre.

El dinero: de herramienta útil a amo despiadado

El dinero fue creado como un medio para intercambiar bienes de forma más práctica. Pero pronto se convirtió en símbolo de poder, en fin último, en meta de vida. Hoy, quien tiene dinero tiene más posibilidades de vivir, de curarse, de estudiar, de ser escuchado. Y quien no tiene, vive con miedo constante: a enfermarse, a envejecer, a perder el techo, a no poder alimentar a sus hijos.

Los bancos, grandes empresas y fondos de inversión han hecho del dinero una trampa. Prestan a intereses que destruyen economías, que quiebran países enteros. Gobiernos enteros han sido comprados por multinacionales. El dinero ha dividido a la humanidad en clases, y esas clases ya no se mezclan. El rico vive en otro mundo, con sus propias leyes. Y al pobre solo le queda obedecer, resignarse o pelear.

La usura y el menosprecio a la condición humana

La usura no es solo una práctica bancaria. Es una forma de desprecio. Es lucrarse con la necesidad del otro. Es ver al ser humano como un número, como una deuda, como una estadística. En muchos países, la pobreza no es accidental: es diseñada. Se generan condiciones para que la gente siempre esté pagando, siempre esté endeudada, siempre necesite pedir más. El sistema está armado para que nunca se salga del círculo. Esto genera angustia, enfermedades, suicidios, violencia. Y todo eso se justifica en nombre del mercado, de la economía, del crecimient
o.

Enfermedad, vejez y muerte: la gran negación

Sabemos que vamos a morir, pero vivimos como si eso no fuera a pasar. Posponemos lo importante, nos preocupamos por cosas que no lo son, acumulamos bienes inútiles. La enfermedad aparece como un castigo, la vejez como una carga, y la muerte como un tabú. Pero todo eso forma parte de la vida. No hay vida sin fin. El cuerpo es frágil. A veces enferma por lo que hacemos, otras simplemente porque sí. La medicina ha avanzado, pero nunca podrá evitar que el cuerpo envejezca y muera. Lo que sí puede cambiar es cómo enfrentamos esa verdad. No con miedo, sino con conciencia.


Vivir sabiendo que vamos a morir puede ser una tragedia… o una oportunidad. La oportunidad de valorar lo simple. De dejar de odiar. De perdonar antes de que sea tarde. De decir “te quiero” hoy, no mañana. Porque mañana no está garantizado.

Conclusión: la vida como lucha, como regalo y como responsabilidad

La vida no es justa. No es igual para todos. Pero dentro de todo ese caos, sigue habiendo belleza. Una mirada sincera, una canción que te emociona, un acto de bondad inesperado, una tarde de risa, una conversación profunda. Esas cosas no cuestan dinero, no dependen del gobierno ni del estado civil. Y sin embargo, son las que nos hacen sentir vivos.


El reto no es vivir sin errores, ni tenerlo todo resuelto. El reto es no perder la humanidad. No dejar que el dinero, la política o el miedo nos conviertan en máquinas. El reto es cuidar, acompañar, resistir. Porque solo el amor, la compasión y la justicia pueden darnos sentido. Y solo cuando entendemos que todo es finito, empezamos a vivir de verdad.
 


 

 

 

viernes, mayo 09, 2025

EL REINO DEL CALIDO SOL - ENTRE LA ESPERANZA Y LA CODICIA

COSAS DE GELY

EL REINO DEL CALIDO SOL

El Reino del Cálido Sol: Entre la esperanza y la codicia

En un rincón luminoso del sur de Europa, donde la historia se respira en cada rincón y la vida florece bajo un sol generoso, existe un país que podríamos llamar el Reino del Cálido Sol. Es un lugar lleno de contrastes, de pueblos humildes y ciudades vibrantes, donde conviven la tradición y el deseo de avanzar. Pero también es un país en el que, desde hace décadas, dos grandes fuerzas políticas se disputan el poder con visiones radicalmente opuestas.

Por un lado, están los Ansiosos Buitres, siempre atentos a los vientos de oportunidad, siempre dispuestos a lanzarse sobre lo que puedan convertir en beneficio propio. Cada vez que han alcanzado el poder, su prioridad ha sido clara: proteger a quienes más tienen. Sus políticas han beneficiado a los grandes empresarios, han congelado pensiones, y han defendido con insistencia modelos de energía obsoletos como las centrales nucleares. Y, sobre todo, han llevado a cabo un proceso constante de privatización de servicios esenciales, como la sanidad y la educación, debilitando lo público y favoreciendo a lo privado, lo que inevitablemente golpea más fuerte a quienes menos tienen.

Por otro lado, se encuentra el Corazón de la Rosa, una fuerza política que, con todas sus imperfecciones, cuando ha gobernado ha buscado mejorar la vida de la mayoría. En los últimos años han subido las pensiones, el salario mínimo, e intentan reducir la jornada laboral, cosa a la que se oponen los Ansiosos Buitres, y han regularizado a miles de personas inmigrantes que huían de la miseria. Han intentado distribuir a menores no acompañados por distintas ciudades, para que el esfuerzo de integrarlos fuera compartido por todos, en un gesto de humanidad y justicia social.

A pesar de estos avances, los Ansiosos Buitres no han dejado de criticar sin tregua. No importa la medida, ni a cuántos beneficie: si viene del Corazón de la Rosa, votan en contra. Incluso aquellas leyes que buscan mejorar la vida de millones de personas reciben su rechazo sistemático, no por su contenido, sino por quién las propone. La lógica de la oposición destructiva les puede más que el interés general.

Los hechos más recientes lo demuestran con claridad. El pasado 28 de abril, un apagón inesperado dejó sin suministro eléctrico a todo el país. Lo lógico habría sido pedir explicaciones y dar tiempo para investigar, pero los Ansiosos Buitres prefirieron lanzarse a la crítica feroz, sin pruebas ni datos, buscando culpas antes que soluciones. En vez de responsabilidad, eligieron el ruido mediático.

Días después, otro incidente: el robo de cobre en una línea de ferrocarril en la provincia de Toledo. Como de costumbre, los Ansiosos Buitres en lugar de cooperar para resolver el problema, volvieron a utilizar el suceso para atacar, alimentar el miedo y desviar la atención. Es su forma de hacer política: aprovechar cualquier situación, incluso la desgracia, para sacar rédito, aunque sea a costa de la verdad y del bienestar colectivo.

Todo esto no es nuevo. Los que han observado con atención la historia reciente del Reino del Cálido Sol, saben que este comportamiento se repite siempre. Cuando gobiernan los Ansiosos Buitres, lo público se debilita, los poderosos se fortalecen y los trabajadores se quedan atrás. Cuando lo hace el Corazón de la Rosa, intentan redistribuir, mejorar las condiciones de vida, y gobernar para la mayoría. Pero nunca lo tienen fácil, porque los ataques de los Ansiosos Buitres son constantes, y las mentiras también.

Aun así, a pesar de todo, la gente del Reino sigue adelante. Cada vez más ciudadanos empiezan a ver con claridad las diferencias entre unos y otros. Porque aunque los buitres sigan volando alto, buscando su oportunidad, es el pueblo (la gente común, trabajadora y solidaria) el que sostiene de verdad el futuro de esta tierra.