sábado, mayo 24, 2025

CRÓNICA DE UN MUNDO QUE TIEMBLA - Parte I (El Rumor de la tierra)

COSAS DE GELY

 
"Crónica de un Mundo que Tiembla" 
Parte I: El Rumor de la Tierra

Mi nombre es cualquiera. Podría ser el tuyo. Vivo en este mismo planeta, donde el sol todavía sále cada día, aunque a veces lo haga sobre escombros, sobre niños con hambre, sobre políticos que sonríen mientras otros lloran.

Este es un relato que no empieza con una guerra, ni con una tragedia. Empieza con un susurro. Un susurro que recorre las calles de Gaza, atraviesa las ruinas de Ucrania, se cuela por las montañas de Haití, y llega hasta los rascacielos de Nueva York o Moscú. Es el susurro de millones que preguntan: “¿Por qué?”

Gaza: donde los sueños no alcanzan la adultez

Imagina un niño llamado Ahmed. Tiene ocho años y vivía con sus padres cerca de Rafah, en Gaza. Ya no vive allí. Ya no vive en realidad. Murió de hambre. No porque no hubiera comida en el mundo, sino porque su mundo fue reducido a ruinas por bombas, por bloqueos, por decisiones que otros tomaron desde escritorios con aire acondicionado.

Las tierras que daban pan están ahora quemadas. Los hospitales que salvaban vidas, reducidos a polvo. Gaza es hoy una herida abierta que grita, mientras algunos líderes (como Netanyahu) plantean “planes de reubicación” que no son otra cosa que exilio forzado, desarraigo, y olvido. Todo, con la bendición de otros como Donald Trump, que piensa que las soluciones se compran o se imponen.

La Justicia que nunca llega

En La Haya, el Tribunal Penal Internacional intenta emitir órdenes de arresto. “¡Alto!”, dicen. “¡Esto no es justicia, es política!”, responden algunos. Netanyahu desafía al tribunal. Trump amenaza con retirar apoyo. Putin se ríe desde Moscú, donde se reelige con un 87% de votos en un país donde muchos opositores ya no están vivos para votar.

¿Y la justicia? La justicia camina lenta, con los pies heridos. Porque donde manda el poder, la ley se convierte en una herramienta para los fuertes y un castigo para los débiles.

Los Amos del Mundo

Las grandes corporaciones siguen haciendo negocios. Empresas que destruyen selvas en el Amazonas o contaminan ríos en África siguen creciendo, mientras los pueblos originarios son desplazados o asesinados. No salen en las noticias. No son trending topic. Pero existen. Son la base de nuestra ropa barata, de nuestros teléfonos inteligentes, de nuestro silencio cómodo.

Mientras tanto, el Sur Global (esos países empobrecidos por siglos de saqueo y colonialismo) carga con los residuos de la riqueza de otros. Y cuando alguien alza la voz, se le llama terrorista, o se le calla con balas o tratados comerciales que matan sin disparar.

La Tierra también grita

El planeta, como un viejo sabio agotado, nos manda señales. Inundaciones, incendios, sequías. Nos grita que no puede más. Pero seguimos cavando, explotando, comprando, desechando. Como si tuviéramos otro mundo de repuesto. Como si los nietos de Ahmed no fueran también nuestros.

Hasta aquí, esta es la primera parte del relato. En las segunda parte, abordaré el papel de los medios, la hipocresía internacional, la indiferencia cotidiana, y también (porque no todo está perdido) los pequeños actos de resistencia, de dignidad, de luz.


No hay comentarios:

Publicar un comentario